Esta
carta es escrita por Brad Sundberg como homenaje/tributo a Michael el año
anterior del que habría sido el 56 cumpleaños. En esta preciosa carta Brad
expresa agradecimiento, gratitud, anécdotas sobre MJ.
Habría cumplido 56 años hoy
Más
allá de todos los titulares de los tabloides fue un chico de un extraordinario
talento que creó la banda sonora en las vidas de millones de personas. Era un
artista, lisa y llanamente, dentro y fuera del escenario. También fue un buen
cliente, jefe y amigo.
Muchos
de vosotros sabéis que trabajé con él en innumerables proyectos a lo largo de
18 años. He tenido la oportunidad de conocer y trabajar con mucha gente
“famosa”, pero ninguna tan interesante ni relevante como este hombre. Cuando la
gente se entera de que trabajé con él durante tanto tiempo, se muestran
comprensiblemente curiosos.
La
pregunta típica inicial es: “¿Y era tan raro como parecía?”. Pero, en realidad,
no les puedo culpar. Los medios han hecho un gran trabajo representándole de
tal manera que parecía que iba por Neverland en pijama, con un mono y llevando
los huesos del hombre elefante en una mochila.
Cuando
escribí este artículo, poco después de su muerte, recibí numerosas muestras de
aprecio por presentar al mundo al artista que conocí. Continuaré escribiendo y
compartiendo estas historias, ya que era una persona verdaderamente
excepcional, y causó un profundo impacto en mi vida y carrera.
Si
pueden dejar a un lado la locura de los medios sólo durante unos minutos, me
gustaría hablarles de un amigo para rendirle tributo por su cumpleaños. Su
nombre es Michael Jackson.
En
1985 me casé, conseguí mi primer trabajo en un estudio de grabación (Westlake
Audio) y conocí a uno de los jóvenes más amables que haya visto jamás, Michael
Jackson. Menudo año. Pretender resumir casi veinte años de trabajo y amistad
con Michael en un artículo es imposible, pero déjenme intentar ofrecerles echar
un vistazo dentro del mundo increíble del que tuve la suerte de formar parte.
Michael
estaba trabajando en Capitán Eo para Disneyland en Epcot Center. Acababa de
terminar el Victory Tour, el álbum Thriller, dominaba MTV y estaba de vuelta en
el estudio. Me gustaría poder recordar nuestro primer encuentro, pero
probablemente fue sólo un vistazo fugaz por el pasillo. Siempre era cálido,
pero tímido. Con el tiempo charlábamos de vez en cuando, pero llevó su tiempo
tomar confianza.
Más
o menos por ese tiempo hizo un álbum a menudo olvidado, “The ET Storybook”.
Entonces fue cuando conocí a Quincy Jones y a Bruce Swedien. A primeros de 1986
el equipo se trasladó a Westlake Studio D, en Hollywood, para grabar el álbum
BAD y me invitaron a ir con ellos. Trabajaba en otras sesiones durante el día
pero por las noches me invitaban a sentarme y aprender. Con el tiempo llegué a
ser director técnico del equipo y se solidificó la confianza. Fue durante este
tiempo cuando Michael me apodó con el nombre “Really, Really Brad”, un juego de
palabras del estribillo: “Bad, Bad, Really, Really Bad”.
A
lo largo de los diez años siguientes trabajé con Michael en la preparación del
BAD Tour de 1988, después volvimos al estudio en Los Ángeles para el álbum
Dangerous, seguido del álbum HIStory en Nueva York. Innumerables vídeos
musicales, el HIStory Tour, el proyecto Moonwalker, el álbum Blood On The Dance
Floor y varios proyectos secundarios más, me permitieron conocerle bastante
bien.
De
manera que ¿quién era Michael Jackson y por qué causó un efecto tan profundo en
mi vida? Ni por un momento pretendo haber sido su amigo más cercano ni su
confidente. Prefiero decir que trabajé para él y con él, y lo consideré un
honor.
Era
un consumado profesional. Si sus vocales estaban programadas para el mediodía,
él ya estaba allí a las 10 de la mañana con su entrenador vocal, Seth Riggs,
cantando escalas. Sí, escalas. Yo le colocaba el micro, comprobaba el equipo,
preparaba café y, mientras tanto, él cantaba escalas durante dos horas.
Habitualmente
conducía sólo hasta el estudio. Durante un tiempo tuvo un gran Chevy Blazer
lleno de abolladuras y arañazos. No era un gran conductor. Más de una vez llamó
al estudio para decir que llegaría tarde porque había dado un “golpecito” con
el coche.
Sentía
una intensa curiosidad por la “vida normal”. Me preguntaba por la Navidad, y no
podía entender cómo los niños podían esperar a la mañana siguiente para abrir
sus regalos. Ya ven, él fue criado como Testigo de Jehová, así que la Navidad
no se celebraba en la familia Jackson.
Como
yo estaba tan cerca de él, déjenme intentar darles alguna idea de cómo era su
mundo. Un álbum “típico” de Michael podía durar entre 10 y 16 meses de trabajo
en el estudio. Su presupuesto permitía grabar al menos 100 canciones en cada
proyecto. Algunas se descartaban pronto, mientras que otras se iban afinando.
Los músicos llegaban para añadir sus ideas y texturas, pero en el centro de
todo estaba Michael. El equipo era notablemente pequeño, dado el alcance de los
proyectos. Cada uno de ellos era ligeramente diferente, pero normalmente
estábamos menos de ocho de nosotros trabajando día a día, desde el primero de
ellos hasta que finalizaba con la copia maestra. Sin entorno. Sin los huesos
del hombre elefante. Sin groupies. Sin drogas. Sólo música. Y comida.
Durante
el álbum BAD, los viernes se convirtieron enseguida en el “Viernes Familiar”.
Él tenía dos cocineras, llamadas cariñosamente “Slam Dunk Sisters”, que
preparaban una gran cena para el equipo, los músicos y sus familias que
estuvieran por allí en ese momento. Como yo trabajaba a veces hasta 80 horas
por semana, no era extraño que Deb viniera a cenar con nosotros. A Michael le
encantaban estas reuniones familiares. En proyectos posteriores llevaba a mis
chicas, a las que adoraba y jugaba con ellas. Hay un recuerdo en mi mente
cuando Deb llevó a mi hija Amanda, que era sólo un bebé entonces, al estudio
una tarde. Extendió en el suelo una alfombra de juegos y llevó unos cuantos
juguetes, y Michael se sentó y jugó con ella durante un rato. Mirando a Deb, le
dijo: “Este
es su pequeño mundo, ¿verdad?”.
Cuando
trabajas en este ambiente, tu sentido de la normalidad empieza a cambiar. No
era nada extraordinario que las celebridades ni los VIPs hicieran una parada
por allí. Un día, el Servicio Secreto estuvo registrando el edificio durante
dos horas antes de que llegara Nancy Reagan para una visita. La siguiente fue
la Princesa Estefanía de Mónaco (hizo un cameo en la canción “In The Closet”).
Los chimpancés eran invitados habituales en el estudio, así como la serpiente
gigante. Y a ambos acababa sosteniendo en brazos mientras Michael grababa sus
vocales. A él le encantaba mezclar diversión y trabajo, pero el trabajo siempre
era lo primero.
Le
he visto escribir muchas canciones, y el proceso es fascinante. Le preguntaba
de dónde le venía la inspiración y él decía que eran regalos de Dios. Podía
escuchar la canción entera en su cabeza antes de que pudiéramos grabarla. A
veces cantaba las baterías, el bajo, la percusión, los teclados, etc, y después
llevábamos a los músicos para que reemplazaran el sonido de sus demos.
Su
sala solía estar decorada con posters de Disney y antiguas fotografías de
Hollywood. Le encantaba la inocencia y era un despliegue de dulzura, humor y
paciencia.
Esta
gran ética de trabajo también tenía sus vías de escape de vez en cuando. Había
bastantes días que íbamos al estudio para encontrarnos que se había ido a Japón
o a Europa durante unos días, y se le había olvidado comentárnoslo. Esto, a
veces, significaba unos días libres para nosotros, lo cual era estupendo.
Había
también algunos recuerdos que compartía a veces sobre sus viajes y horario de
trabajo interminables cuando era sólo un niño. Recuerdo que me contaba que las
mujeres se le echaban encima cuando no tenía más de 9 o 10 años. Una historia
que nunca olvidaré fue cuando me contó sobre un vuelo que hizo con sus hermanos
y su padre una noche de tormenta. El avión se sacudía de un lado a otro y los
rayos lo iluminaban todo, y él empezó a llorar de miedo. Su padre lo ignoraba,
avergonzado. Una azafata se sentó a su lado hasta que el avión atravesó la
tormenta. Escucharle contar esa historia, con lágrimas en los ojos, me dio otra
idea de su incomparable, y a menudo incomprendida vida.
Hay
poca gente con la que he trabajado tan cercanamente y durante tanto tiempo como
con Michael Jackson. Hubo muchos meses en los que pasé más tiempo con él que
con mi propia esposa. En algún momento, a finales de los 80, me pidió que
visitara un rancho que había comprado y diseñara un sistema de sonido para el
carrusel. Y de repente me encontré en Neverland Valley Ranch, en Santa Ynez,
California. Había edificaciones por todas partes, y el parque de atracciones
estaba en sus primeras etapas de construcción.
A
lo largo de los años siguientes, Michael me pidió construir un sistema de
sonido tras otro, instalar música en los coches de choque, en el zoo, en dos
trenes, a lo largo de todo el parque, en el embarcadero del lago, en las
estaciones de los trenes y, finalmente, en el interior de la casa y dentro de
su habitación y cuarto de baño. A Deb le encanta contar las veces que Michael
llamaba a las dos de la mañana (su horario de sueño nunca fue normal) para
hablarme de una nueva atracción que había llegado a Neverland y ver si podía
poner música en ella. Todavía tengo una antigua grabación suya del contestador
telefónico agradeciéndome por uno de los sistemas que le construí.
Michael
tenía muy poca paciencia cuando llegaban atracciones nuevas. Cuando se pidió el
segundo tren para el rancho, nos trasladaron hasta Ohio en avión para instalar
las luces y la música antes de llevarlo a California. De ese modo, tan pronto
como lo pusieron en los raíles, estaba listo para Michael. ¡Disfrutaba momentos
como ese!
En
su día, Neverland Valley era uno de los lugares más hermosos que he visto
jamás. Él amaba el rancho. Podía actuar como un chiquillo, conducir carritos de
golf, lanzar globos de agua y divertirse. Semana tras semana iban llegando
autobuses, llevando a niños de los suburbios, de Make a Wish, amigos y
familias. Yo he estado allí con niños enfermos cuyo último deseo era pasar el
día con Michael.
Conforme
Neverland iba creciendo, me aficioné a seguir construyendo sistemas y salí poco
a poco del estudio de grabación. Pronto estuve trabajando para Elizabeth
Taylor, construyendo para ella un enorme sistema de sonido para exteriores, y a
continuación para mi buen amigo Quincy Jones.
Este
era el Michael que conocí. Inocente, infantil a veces, pero no inmaduro. Un
profesional que trabajó para ser el mejor artista del mundo, pero que además
sabía divertirse. Si se sentía cómodo, podía reír y bromear con cualquiera,
pero si alguien estaba allí para hacerle sentir incómodo, desaparecía.
Solíamos
decir que había dos Michael: uno con el que trabajábamos y otro el que se subía
al escenario frente a 100.000 personas para entretenerles. Siempre ha habido
cantantes y bailarines, pero Michael fue único en su clase. He estado en quizás
12 de sus conciertos (mi hija Amanda estuvo en el escenario con él en Paris,
junto con otros niños cantando “Heal The World”), y no hay nadie que se acerque
realmente a su nivel de maestría.
Gracias
Michael, por dejarme ser una pequeña parte de tu mundo. Me has enseñado más de
lo que nunca sabrás. Tu amistad y confianza son algo que siempre estimaré.
Brindo
por ti y te deseo un muy feliz cumpleaños. Sólo deseo que pudieras estar aquí
para celebrarlo con nosotros".
Sinceramente,
Brad (o Applehead (cabeza de manzana), si lo
prefieres)
Los tabloides mintieron u mienten sobre el
ResponderBorrarPara mi era un hombre normal
Y lo seguirán haciendo pero son muy pocos lo que creen la basura que publican. Michael era único y especial.
ResponderBorrarSi pero mientras puedan ganar dinero a su costa lo harán. Y luego están los que le siguen acusando de abuso sexual como wade robson.
ResponderBorrarEl tipo en su momento le defendió y participo en homenajes a Michael. Y ahora de pronto dice que de él también abusó. El tipo primero dice que siempre supo lo que MICHAEL le hizo pero que le lavó el cerebro y le dijo que tenia que mentir o irían ambos a la cárcel. Y luego dice que lo acaba de recordar todo pues el trauma no le dejó recordar antes. Y que lo hace por su hijo. Este tipo yo creo que ha leído mucho sobre lo que sienten y les pasa a auténticas víctimas de abuso para poder dar un testimonio creíble.
Aparte de él hay más acusaciones. Si de repente dijeran que Michael no tiene un centavo te digo yo que no seguirían adelante.
A ese Wade Robson le salió todo mal hasta risa me da su caso.
ResponderBorrarSí tienes razón todos están tras la inmensa fortuna de MJ son como buitres y eso me preocupa ya que la gente que maneja todo lo relacionado con MJ solo están por el dinero.