Mucha
gente sabe que a Michael le encantaban los trenes, y mucha gente sabe que tenía
uno en Neverland Valley Ranch, pero a veces se olvida que, en realidad, había
dos trenes allí, uno pequeño (historia aquí) y uno grande. Yo trabajé en ambos (como recordarán),
instalando música en ellos.
Brad instalando el
sistema de sonido al tren
|
El
grande fue una increíble instalación para el equipo de construcción de Michael.
Todavía recuerdo ir conduciendo por el rancho y ver excavadoras y camiones
excavando en las colinas y allanando el terreno para las vías. La gente siempre
habla del carrusel, las jirafas y los elefantes, pero el tren fue un gran acto
de amor.
Michael
nombró al gran tren con el nombre de su madre Katherine. Pasé una semana en el medio oeste instalando un
sistema de sonido de 3.500 vatios en el tren, mientras que los electricistas
colocaban luces. El trabajo de la pintura y la atención al detalle era
extraordinario.
Insatalando el nombre 'Katherine' en el gran tren, en honor a su madre |
Había
sonidos en Neverland que se han quedado en mi cabeza para siempre. Cuando
llegabas a Neverland podías escuchar música y pájaros trinando (ya había
escrito antes sobre estos pájaros), pero solo duraba un momento antes de que
escucharas el silbido del tren. Era real... vapor real saliendo a través de un
silbato de tren real... casi avisando de que estaba aproximándose a ti. Por la
mañana temprano podías escuchar a veces a los elefantes barritar y a Kimba, el
león, rugir, indicándoles a los cuidadores de que tenían hambre... de nuevo.
Los chimpancés eran increíblemente (y fastidiosamente) gritones y chillones,
pero siempre estaban preparados para entretener a cualquiera que estuviese unos
minutos con ellos.
El
rancho siempre sonaba diferente dependiendo de lo que ocurriera ese día. Si
Michael no estaba allí y no había invitados, los jardineros salían con su
cortacésped, aspiradoras de hojas, tractores, recortadoras de hierba, etc. Creo
recordar que había cerca de 80 jardineros en los momentos de más actividad en
Neverland, y ¡hacían mucho ruido! Lo más divertido es que la música (The
Neverland Collection) sonaba cada día, estuviese o no Michael.
El
rancho siempre tenía un ambiente distinto por la noche. Teníamos música
distinta sonando tras la puesta de sol e incluso los efectos de sonido que
diseñamos para los árboles y que salían de los altavoces ocultos, cambiaban por
la noche. Muchas veces yo me iba del rancho muy tarde por la noche y si Michael
tenía invitados en el parque de atracciones, solía parar mi coche fuera de la
entrada (a un par de millas escasas del parque), y todavía podía escuchar mis
subwoofers disparando música en la oscuridad. Eso me hacía feliz.
Mucha
gente me pregunta si he considerado volver a Neverland, y es una pregunta
difícil. Por un lado me gustaría volver a verlo, pero por otro, no estoy
seguro. Neverland era más que cosas para ver. Eran árboles iluminados y el olor
del vapor y el humo del tren y el aroma del césped recién cortado. Pero para mí
también eran los sonidos. Ver las vías sin escuchar el tren, o caminar por el
parque sin escuchar los rodamientos hidráulicos de las atracciones y los bajos
de los altavoces... no lo sé.
Michael
conocía el poder de la música, y cómo completa una escena. Neverland era, de
algún modo, una película con muchas escenas. Y cada escena tenía su banda
sonora. Estoy muy orgulloso de haber formado parte de los sonidos de Neverland,
y estoy agradecido de que esta banda sonora todavía suene con claridad en mi
memoria.
Prestada
atención a los sonidos de nuestro alrededor. Escúchalo, recuérdalo, disfrútalo.
Son la banda sonora de vuestra película y, algún día, se convertirán en una pequeña
máquina del tiempo. Créeme, lo sé.
- Brad Sundberg
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