Michael
y yo hablamos por primera vez en 1990 por teléfono. No podía creer lo directo
que fue, porque la primera cosa que dijo fue, “Eh, Teddy! ¿Estás aquí?” y yo dije, “No,
¿debería estar?” Michael dijo, “Sí, ven mañana”.
Yo necesitaba tiempo suficiente para ir al estudio y reunir algunos temas, así
que dije, “¡No tan rápido!”.
Alrededor de una semana y media después me llevaron volando en primera clase a
California. Llevaba conmigo unos 50 o 60 temas básicos que había hecho. Para
algunos de ellos tenía las melodías, para otros no.
Nunca
había ido en helicóptero antes, así que fui en coche hasta Neverland. El
personal me saludó en la entrada, me llevaron al interior de la casa, pero
Michael no estaba por ninguna parte. Así que me metieron en lo que llamaría su
sala de trofeos, donde había toda clase de premios. Pero la única cosa que
captó mi atención fue su juego de ajedrez: era de oro y platino. Fui a
entretenerme un poco con él, cogí una de las piezas y me volví para ver a
Michael parado detrás de mí. Me mató del susto. Se tiró al suelo de la risa, ¡y
no podía parar porque vio cómo abrí los ojos, muerto de miedo!
A
partir de ese momento, empezamos a hablar. Me hizo un montón de preguntas
normales y personales. Después empezó a preguntarme sobre música.
Específicamente acerca de esa canción que estaba en mi primer álbum, Guy, llamada
“Spend The Night”. Él empezó a tararear y a hacer beatbox de diferentes partes
de la canción, queriendo saber de dónde había conseguido ciertos sonidos. Me
dijo que “Spend The Night” era su favorita de mis canciones y quería de mí algo
tan fuerte como eso.
Yo
estaba deseando tocar lo que le había llevado. Pero solo tenía un estudio de
baile allí. Me dijo que iríamos al día siguiente al estudio de grabación y me
llevó a dar una vuelta por Neverland, al zoológico y al parque de atracciones.
Después
nos sentamos a charlar un rato más. Michael me convenció para volver a Los
Ángeles en helicóptero donde me había reservado una habitación en el Universal
Hilton. No la dejé hasta un año y dos meses después.
Él
pensaba que debería estar cerca de su estudio y, saben, voy a escucharle porque
él es el maestro.
“Permanece cerca de tu música”, decía.
Así
que eso es lo que hice. Nuestro primer día en el estudio; solo mirando a Michael
mientras escuchaba mi música, fue la experiencia más grande de mi vida. El
primer tema que toqué para él fue “Blood On The Dance Floor” y se volvió loco.
Toqué unos pocos más, entonces, en el quinto tema, me detuvo, yo pensé, “OK, esto es todo, se acabó”. Me dijo
que fuéramos a la habitación de atrás donde tenía su piano. Nos sentamos y me
pidió que tocara los coros y todo el tema. Yo pensé que me estaba probando. Nos
quedamos en esa habitación durante unas cinco horas sacando la melodía de lo
que sería “Remember The Time”. Esa fue la lección del primer día.
Entonces
me pidió que me quedara en el estudio. Literalmente pensó que sería una gran
idea si quería tener una habitación allí. Le dije que prefería Larrabee (Los
estudios de grabación). Así que se quedó con todo el estudio, escogió una
habitación igualmente y la convirtió en su dormitorio. Yo encontré una sala
vacía cerca de la cocina. El personal de Michael la convirtió en mi dormitorio.
Al final, dormía más en el estudio que en el hotel. Simplemente seguía
trabajando y trabajando porque estaba preocupado por si haría o no el álbum. Él
había grabado docenas de canciones con otros productores que no iba a usar.
Entonces un día me dijo que estaba bien si quería hacer entrevistas sobre el
álbum. Le dije, “Bueno, ¿qué hay de las
canciones?, ¿cuáles debería mencionar?” Él dijo, “Ok, vamos a sentarnos y
voy a decirte todas las canciones tuyas que harán el álbum.” Yo tenía confianza en que “Remember The Time”
formaría parte del álbum ‘Dangerous’, pero me quedé aturdido cuando mencionó el
nombre de otras seis canciones que habíamos hecho juntos.
“¡Todas estas son geniales!”, dijo. Genial era una de las cosas que siempre me
decía. “¡Nunca te quedes satisfecho con nada que
no sea genial en todo lo que hagas!”
Y me quedé con eso. Michael me enseñó tanto que probablemente podría llenar un
libro entero.