Tras seguir el testimonio de 50 testigos a lo largo de 21 semanas, el
jurado compuesto por seis hombres y seis mujeres escuchará esta semana
las conclusiones finales del juicio en el que incluso después de muerto se ha visto envuelto el nombre de Michael Jackson.
Un proceso que tiene que determinar si la promotora de conciertos AEG
es responsable por negligencia del deceso del rey del pop. Negligencia
en la contratación, mantenimiento o control del doctor Conrad Murray,
quien hace cuatro años suministró la fatídica dosis de propofol causante del final del cantante insomne y por la que el facultativo cumple condena.
La juez Yvette Palazuelos, encargada del caso, instruyó el lunes a
los miembros del jurado sobre sus responsabilidades y les eximió de una
de las decisiones que de otro modo habrían tenido que tomar. Porque
según la legislación californiana solo los herederos directos del
fallecido, en este caso sus tres hijos Prince, Paris y Blanket, tienen
derecho a solicitar daños y perjuicios por la muerte de un familiar. Sin
embargo, la juez aceptó también la demanda de Katherine Jackson, madre
del artista, al quedar demostrado que su hijo la mantenía, un gasto que
pese a los intentos de AEG por demostrar lo contrario, asumía en
solitario y no compartía con su hermana, la también cantante Janet
Jackson.
Un primer revés para la promotora de conciertos, que deberá de dejar
clara su inocencia en un juicio que se ha ido ganando la atención
pública hasta el punto de que la juez, también desoyendo las peticiones
en contra de AEG, ha cambiado de sala para poder albergar en estos
últimos días a unas 300 personas, cinco veces más de las 60 que tenían
cabida hasta la fecha. Se espera que el jurado comience esta misma
semana sus deliberaciones y que en los próximos días exista una cifra
más exacta de la indemnización que los demandantes esperan por parte de AEG en concepto de daños y perjuicios. Se calcula que ese número puede estar por encima de 740 millones de euros.
Si el veredicto es que la promotora es culpable de la muerte de
Michael Jackson, comenzará una nueva fase del juicio que en lugar de
lidiar con el pasado pondrá su vista en el futuro. Los miembros del
jurado tendrán que determinar cuál habría sido el destino del cantante:
¿Indigente, drogadicto y con su fortuna dilapidada? Eso es justamente lo que han insinuado los abogados de AEG durante el proceso judicial,
señalando cómo en el momento de su muerte Jackson estaba a punto de
perder una de sus principales fuentes de ingreso: su catálogo musical
que incluía también el de los Beatles. Según los letrados, el cantante
estaba más cargado de deudas que de dinero gracias a un ritmo de vida
muy por encima de sus posibilidades y la falta de éxitos en los últimos
años de su carrera.
Por el contrario, la familia Jackson mostró durante el juicio a un
padre de familia preocupado por sus hijos y dispuesto a triunfar en la
que podía haber sido su vuelta a los escenarios con una gira que había
agotado las localidades de sus 50 conciertos londinenses y que podría
haberse convertido en una mundial. Además, como testificó Prince
Michael, Jackson estaba estudiando un futuro en el cine interesado en
proyectos sobre Tutankamón o sobre los gánsters de Chicago. También
había expresado su sueño de convertir el tema Smooth Criminal en un filme con la calidad de Thiller,
su canción más conocida y que hizo historia no solo en la carrera del
hombre del guante, sino en la historia de los videoclips.