Hoy
no está permitido nada de tristezas, ya que, a Michael no le gustaría vernos
tristes, “sonriamos aunque nuestros corazones estén dolidos” el tema favorito
de MJ ‘Smile’. Les dejo está hermosa historia que de seguro te hará sacar más
de una lágrima, es acerca del lado más hermoso y humano que los medios basuras
no hablan, es por esta razón por la que todos nosotros somos tan leales a ti.
Este es mi homenaje a ti mi querido Michael, hacer conocer por medio de este
blog a todos tus fans estás hermosas
historias y anécdotas sobre tu lado que más admiro.
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A
finales de Mayo de 2009 estaba con Michael cuando salía de la oficina de Arnold
Klein en Beverly Hills. La publicidad sobre los shows de This Is It estaba
creciendo y había un enjambre de paparazzis fuera del edificio. Estaba nerviosa
por el momento de la salida - el día anterior había sido una experiencia
desagradable tanto emocional como físicamente: un fotógrafo le había gritado
una pregunta hiriente; luego otro audiblemente había golpeado la cabeza de
Michael con su cámara de gran tamaño. Había sido verdaderamente desagradable y
Michael no tenía razón para estar de buen humor después de eso.
Hoy, una mujer había entrado en la oficina del
médico. Ella era mayor, y aunque yo nunca la había visto antes, parece que
tenía la costumbre de ahuyentar a los paparazzis cuando los veía cerca de
celebridades en Los Ángeles. Cuando vio a Michael, obviamente por primera vez,
ella comenzó a llorar, casi histérica, vociferando de forma incoherente y sin
razón aparente, decía "por favor" como pidiendo ayuda.
Me avergüenza un poco decir que ella me estaba
sacando de quicio. Pude ver que Michael estaba cansado y, después de los
acontecimientos del día anterior, estaba preocupada porque él saliera del
edificio de manera segura. Realmente no había hablado con él de eso, sólo
quería salir de allí y estar a salvo. Y viendo a esta mujer abrazándolo y
vociferando en su cara, deseaba que él le dijera: "Lo siento, tengo que
irme," que pusiera en primer lugar su propio bienestar y se marchara.
Michael no. Estaba en completa paz, se inclinó
un poco para mirar a esta señora mayor a los ojos y dijo en voz baja y amable
que recuerdo muy claramente, "Dime lo que necesitas. ¿Qué es lo que
necesitas? ¿Cómo puedo ayudarte?" Con calma, lentamente, como si tratara
de inculcarle a ella algo de su equilibrio. Ella no pudo responder. Estaba
divagando porque no podía creer que realmente estaba con Michael Jackson, que
muchos veían como un ícono intocable; el mayor artista de todos los tiempos,
que había roto tantos límites en una carrera estelar en las últimas cuatro
décadas. No podía creer que este hombre, que simbolizaba mucho para ella, la
abrazara cuando ella pidió un abrazo. Y cuando se declaró sin rumbo por algo
que aún no podía identificar, le dio todo lo que una persona podía pedir. La
trató con amor, dignidad y respeto. Bajó la cabeza, le dio su tiempo y se
ofreció a sí mismo, aunque no tenía idea de quién era esta persona histérica o
lo que ella quería.
No la rechazó. Él no pensó en él o lo difícil
que era para sus guardaespaldas sacarlo de ese edificio, lejos de la multitud
de fotógrafos.
"Ese era Michael".
— Maria Crawford sobre Michael Jackson, un mes
antes de morir.
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