En enero de 2004, el periodista John Marss condujo
una entrevista con una apenas conocida cantante llamada Amy Winehouse.
Cuatro meses antes había editado su álbum 'Frank' que inicialmente llegó
a colocarse en el número 60 de las listas, pero el boca a boca hizo que
en aquel enero llegara al número 13. Esa fue la razón de que enviaran a
John a entrevistarla.
[Extractos]
¿Quienes eran tus ídolos cuando crecías?
"Quería ser la novia de Snoopy y cuando me hice más mayor quería ser la
novia de Bart Simpson. Luego no podía decidirme entre si quería casarme
con Snoopy o Michael Jackson – porque él era Dios para mi - o
simplemente ser ellos. (...)
(...)
Admites que en el pasado sentías fascinación por los
famosos. De hecho ¿no llegaste a trabajar en una agencia de noticias de
espectáculos escribiendo sobre ellos?
"Si, pero cuando la gente se aburre y está frustrado con sí misma
empieza a fijarse en los famosos. Si tengo la cabeza jodida es cuando
empiezo a escribir mierda sobre otra gente. Miro las revistas y pienso,
'mira esa que pelo lleva'. Cuando estoy feliz conmigo misma esas cosas
me importan una mierda. Cuando trabajaba para la agencia, me ocupaba del
mundo del espectáculo. La Spice pija podía decir 'Me gusta el color
marrón' y yo escribía un artículo completo de eso. Me lo pasaba bien
escribiendo sobre gente que no me gustaba porque siempre podías dejarla
mal. Sabía que si yo escribía acerca de alguien de una manera concreta,
aquello se vendía a 88 países y podía dejar a ese alguien como un
gilipollas y eso me hacía sentir bien. Pero si leía una noticia, como
una que escribió uno de mis compañeros, sobre Michael Jackson donde le
llemaban Wacko o loco o algo, eso me fastidiaba realmente. Me iba hacia
el periodista y le decía, 'Michael Jackson no está jodido de la cabeza.
No vuelvas a escribir algo así'. Me cabreaba muchísimo".