Aunque había escrito (con Carole Bayer Sager) “It´s The Falling In Love” para Michael en el álbum Off The
Wall, no pude, en realidad, encontrarme con él hasta la grabación del álbum
Thriller, cuando Quincy Jones me llamó para tocar los teclados en “The Girl Is Mine”.
Entré al estudio y lo primero que vi fue una pitón de 20
pies echada sobre la mesa de grabación. Me dejó aterrorizado. Michael tan solo
reía y explicaba que era completamente inofensiva y amable.
Tuvimos algunos contactos periódicos en los años siguientes.
Pero no fue hasta la realización del álbum History cuando realmente conectamos.
Grabamos en Nueva York y Michael me pidió que llevara a mi familia conmigo; era
grande asegurándose de que todo el mundo se sintiera confortable. Llevé a tres
de mis hijas y mis dos hijastros quienes, por supuesto, estaban todos
encantados. Michael nos alojó en una increíble suite de cinco habitaciones en
el Plaza.
Las grabaciones fueron increíblemente bien. Michael estaba
extremadamente centrado y era muy profesional. Entre otras, hicimos juntos “Smile” y “Childhood”. Con la perspectiva del tiempo, creo que esas dos canciones
son, probablemente, las más introspectivas que ha hecho nunca. A lo largo de
los años me dijo a menudo que “Smile” era una de sus canciones favoritas. Recuerdo cuando estábamos
en el estudio y se me ocurrió la idea de dejar al final de la canción sonar el
piano como en las viejas películas de cine mudo, con el sonido desapareciendo
lentamente. A Michael le encantó, me dijo que funcionaría de modo mágico en el
corto que había planeado para la canción. Al final él se alejaría de la cámara
igual que lo hacía Charlie Chaplin en sus películas. Estaba entusiasmado con
eso. Adoraba a Chaplin, decía que veía mucho de sí mismo en él.
Siempre estábamos trabajando. Una noche decidimos ir al
cine. Michael, yo, mis cinco chicos, Linda Thompsom (mi esposa en ese momento)
y Lisa Marie, a quien mi esposa conoció cuando vivió con Elvis en los 70. Mis
chicos y Michael idearon un plan para vestirle con sus ropas y disfrazarle.
Todos fueron al apartamento de Michael en la planta 64, (¡yo me quedé abajo
porque no subo en ascensores!). Cuando volvieron, Michael parecía uno de mis
hijos, excepto porque asomaban los rizos que llevaba en aquel tiempo por debajo
de la gorra de béisbol que le habían prestado. Le dije que los escondiera si no
quería descubrirse. Pero él dijo, “No, David, tengo que dejarlos fuera.” Humm. “La fama es una cosa curiosa y adictiva”, pensé. Después, cuando entramos
dentro de la furgoneta, Lisa se sentó enfrente de Michael. En un tono asertivo,
Michael le dijo, “Lisa siéntate aquí” mientas daba palmaditas alegremente en el asiento junto al
suyo. Una cosa me pareció clara, verdaderamente se amaban el uno al otro.
El día siguiente grabamos en el estudio las voces para “Childhood.” Antes de entrar en la cabina me dijo
que esta era la letra más autobiográfica que había escrito nunca. Si escuchan
la voz, creo que pueden escuchar toda la emoción de un hombre que había vivido
verdaderamente la historia que estaba cantando.
A lo largo de los siguientes años, estuvimos en contacto
unas pocas veces más. Una de ellas para escribir una canción, “I Have This
Dream”, que iba a ser un himno con muchos cantantes, una idea que nunca llegó a
realizarse. En otra ocasión, él vino a mi estudio en Malibu, California, en una
caravana, con una niñera y sus dos niños en ese momento. Dos cosas me llamaron
la atención ese día. Una, el buen comportamiento y la amabilidad de sus hijos,
y dos, lo increíblemente atento como padre que era.
Cada vez que tenía noticias de Michael, era siempre un
proceso que duraba tres días. Un asistente me llamaba para saber mi paradero en
las siguientes horas, después recibía otra llamada; ¿Estaría mañana? Dos
llamadas más y finalmente, al tercer día, Michael y yo nos poníamos en
contacto.
La última vez que hablé con él fue muy inusual porque fue
sin ninguna de todas esas pre llamadas. Simplemente contesté mi móvil y escuché
esa famosa voz: “Hola David, soy Michael Jackson, me gustaría que nos reuniéramos
para hablar sobre trabajar conmigo en mi nuevo álbum.” Tristemente, el encuentro nunca
tuvo lugar.
Michael era un moderno Frank Sinatra y Gene Kelly reunidos
en uno solo. Mi vida fue enriquecida por conocerle, trabajar con él, y quizás
más importante, por ser simplemente uno de sus millones de fans.
¿Era excéntrico? Definitivamente. Nómbrame a un genio que no
lo fuera. Esta es la cuestión más importante, creo, ¿Sonaría la música pop de manera
diferente si Michael Jackson no hubiera nacido? La respuesta, por supuesto, es un
sonoro “Sí”.
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