Mark romanek director de "Scream" el video más caro de la historia habla a la revista Rolling Stone de como fue conocer y trabajar con Michael Jackson.
El primer disco que tuve fue “The Love You Save”. Tenía 10 años y estaba
 interesado en las chicas, y la canción me hacía sentir que el amor y el
 sexo debían ser una propuesta muy compleja y arriesgada, porque 
requería elaboradas metáforas de seguridad vial. Lo escuchaba una y otra
 vez. Cuando estaba haciendo el  vídeo “Scream” con Michael seguía 
pensando: la vida es muy extraña, porque si le hubieran dicho a aquel 
niño de 10 años que un día llegaría a conocer y trabajar con el niño que
 cantaba en ese disco, habría pensado que estaban completamente locos.
Recuerdo charlar con Michael entre tomas del rodaje de Scream. Te 
olvidabas bastante rápido de su extraordinaria apariencia y solo te 
parecía un tipo genial y con el que era fácil hablar. Centraba mucho su 
atención en ti,  algo que hace la gente que es encantadora. Hablamos de 
nuestras películas favoritas. Me quedé impresionado por su conocimiento 
del cine extranjero. Cuando llegó el momento de actuar ante las cámaras,
 la transformación de este chico relativamente normal en una especie de 
ser superior poseído por la divinidad fuer realmente asombroso, 
metafísico; difícil de entender por completo. La suerte de poder sentir 
el fenómeno de su talento a tan solo unos metros de distancia me 
provocaba escalofríos. Fue la mayor sorpresa de mi vida.
Michael fue uno de esos mega-talentosos artistas que, obviamente, valoraba su oficio y lo que hacía en un alto grado. Cuando comprabas un disco de Michael Jackson sabías que iba a sonar impoluto, que la escucha sería una experiencia rica y sonora. Siempre trabajó a un nivel técnico-artístico sin concesiones. Artistas así son muy excepcionales. Lo encuentro enormemente inspirador. Me pareció que su carrera estaba a punto de dar un giro; que tal vez estaba preparando una música nueva y mejor. Seguro que mucha gente se siente defraudada por esta posibilidad perdida. Yo lo estoy.
 


