Continuamos con 2ª parte del capítulo 5º
La semana entera que
pasamos en el rancho pasó demasiado rápida para mí. Saboreé cada momento y
aprecié las ideas de Michael.
Le pregunté,
“Michael, ¿por qué te gustan tanto los niños?”
Él dijo, “Es difícil
que consiga estar rodeado de niños, Gloria. Cada vez que veo la cara de un
niño, veo a Dios brillando en sus ojos. Normalmente estoy rodeado de adultos y
jóvenes que vienen a mis conciertos. Vengo de una gran familia pero no sé si
podré tener hijos propios. Sólo quiero convertir esto en un paraíso para mí
mismo y para los niños. Sólo quiero compartir los placeres de la vida con
ellos.”
Esa tarde estábamos
sentados a la orilla del lago, frente a la casa, cuando Michael ofreció,
“¿Quieres beber algo?”
Dije, “Sí, quizá beba
algo. He visto una fuente cerca de la casa de invitados. Iré a beber de allí.”
Michael dijo, “Ok, o también puedes coger una botella de agua de la nevera.”
Llevaba la nevera consigo. Siempre llevaba una nevera por el rancho,
especialmente cuando íbamos a caminar durante horas.
El viento de verano
soplaba fuerte y cálido desde el Parque Nacional de los Padres. Me apetecía
saltar al lago pero no nado muy bien, así que no me atrevía. Cuando se lo dije
a Michael, me dijo, “Bueno, no lo hagas si no sabes nadar. No sería capaz de
rescatarte.”
Entonces decidimos
darnos un chapuzón en la piscina, y volvimos paseando hacia el espacio de
recreo que rodeaba la casa, junto a la piscina.
Cuando estábamos en
el rancho, también visitamos el rancho de John y Bo Derek. Michael llegó a
caballo y cabalgó por el prado con ellos. Tenían una cuadra con caballos, y
estuvieron trotando a caballo por los alrededores con Michael. Yo estaba
sorprendida de verle cabalgar a caballo como un cowboy. Nunca imaginé que
pudiera hacerlo.
En el cuarto día de
esta imponente aventura de nuestra exploración por el rancho, Michael empezó a
confiarme algunos de sus sueños.
Michael tenía una
jirafa y su cría en la casa de Encino. Dijo que las traería a Neverland para
que recortaran y podaran los árboles que rodeaban la Mansión Tudor. Estaba
impaciente por trasladar a sus animales desde Encino, lejos de las demandas de
los inspectores de Control Animal de Los Ángeles.
Le conté mi reciente
y desafortunada experiencia con el oficial de Control Animal en Encino, quien
trató de confiscar mi perrito y llevárselo delante de mis propios ojos. Me metí
en tal pelea con el agente que fui arrestada, incluso encarcelada, y tuve que
acabar pagando una fianza!
Michael reía y reía.
Decía, “Caramba, estoy muy orgulloso de que terminaras luchando por el arresto
de tu perro contra el Departamento de Regulación Animal. Me cuestan mucho pesar
y dinero y no me dejarán en paz. Siempre tenía unas cuantas citaciones en
Encino, en las puertas de la casa. Llamaban y llamaban al timbre pero no podían
entrar. Incluso tenían órdenes de arresto contra mí, pero no podían encontrarme
porque estaba de gira.”
En nuestro quinto día
en Neverland, Michael todavía se estaba riendo de mi arresto. Mucha gente
habría dicho que no se lo hubiera contado porque podría haberme despedido como
su agente. Después de todo, un famoso probablemente no querría que le
representara un agente que ha ido a la cárcel a cuenta de un perro. Pero
Michael pensaba que era la cosa más divertida que había escuchado nunca, y yo
apreciaba su maravilloso sentido del humor.
Siguió siendo fiel a
mí, me dio un abrazo y me confió, “Oh, eres la persona que necesito. Amas a los
animales tanto como yo.”
En el quinto día,
Michael me preguntó por otras celebridades con las que había coincidido cuando
trabajaba como actriz en la Fox, MGM, Columbia, Warner Brothers y Universal Estudios.
Empezamos a hablar de
famosos y actores y de sus hábitos y habilidades. Michael y yo estábamos
familiarizados con la industria discográfica y cinematográfica, así que
hablamos de famosos con bastante talento y belleza, como Paula Abdul, Brooke
Shields, Debbie Allen y Elizabeth Taylor. Él quería conocer cada detalle de
Elizabeth Taylor e indagó hasta saberlo todo sobre ella en el tiempo en que
estuve en MGM, cuando ella era una estrella allí.
Elizabeth Taylor y yo
nos conocimos cuando yo tenía 16 años, acabamos compartiendo el mismo agente.
Desgraciadamente, Kurt Frings me dejó, pero mantuvo a Elizabeth, a quien lanzó
al estrellato. Lo que sorprendía a él también era que Elizabeth y yo habíamos
compartido el mismo agente y que habíamos estado en MGM al mismo tiempo.
La curiosidad de
Michael era infinita, y tenía la habilidad de hacerte una pregunta en menos de
diez palabras para que tú le contaras un libro entero de historias en
respuesta. Por eso digo que es uno de los hombres más inteligentes que he
conocido en el mundo. Definitivamente no era Wacko Jacko; Michael era un genio.
Durante nuestra
semana allí, Michael me dijo que se había enamorado del rancho en su primera
visita porque había flores en cada habitación. Le dije a Michael que la razón
de que hubiera flores en cada habitación de la casa (incluidos algunos baños),
fue que yo le había pedido a Bill Bone que pusiera flores en cada habitación de
la casa.
“Bravo!” replicó
Michael. “¿De verdad hiciste eso?”
“Sí, lo hice, porque
sé que adoras las flores.”
“Oh,” dijo Michael,
“Eres mi agente inmobiliaria favorita. Realmente conseguiste asombrarme.”
“Sí, quería que
fueras feliz mientras veías la casa.” Dije.
De hecho, el dueño
tuvo que gastar unos 250.000$ en flores para la casa principal y la de invitados.
El Sr. Bone pudo devolver algunas de las flores del interior de la casa a la
floristería; había hecho un trato, sabiendo que lo que quería eran los mejores
arreglos florales para sorprender a Michael.
Otro aspecto de la
casa que encantaba a Michael era que había pasadizos secretos. Había paredes
que se movían con muchos lugares donde esconderse y una habitación del pánico
donde nadie podía encontrarte. Bill Bone la construyó así por sus hijos. Esta
era otra razón por la que era la casa perfecta para Michael Jackson, porque él
sabía dónde esconderse de la gente. Jugando al escondite con Michael era
imposible encontrarle en los 1.300m2 de casa. Michael aprendió rápidamente
todos los pasadizos secretos y sabía qué botones pulsar para que los muros se
abrieran y cerraran. Aprendió cada secreto y no necesitó muchas lecciones.
Michael tomó por
costumbre deslizarse diariamente por la barandilla desde la segunda planta
hasta la primera, a pesar de que su dormitorio estaba en la primera planta a la
derecha de la entrada principal. Hay que subir y bajar algunos escalones para
llegar al dormitorio principal, los dos enormes armarios de esta suite tenían 8
metros de largo por 4.5m. de ancho, lo que es el tamaño de un salón en muchos
hogares. Había dos grandes cuartos de baño. Para él y para ella. Pero Michael
ocupó los dos armarios y los dos baños.
Era su suite real,
tan magnífica que la Princesa Diana habría dormido felizmente allí. A través de
las ventanas podías ver los pájaros y las madreselvas con los colibríes picoteando
la miel de las rosas. Era un encantado y alejado paraíso.
Entrar en cada cuarto
de baño era como entrar en tu propio privado país de ensueño. Ambos baños, el
de él y el de ella, tenían una gran bañera con Jacuzzi en su interior, y una
sauna con un spa incorporado. No había necesidad de dejar la casa para
conseguir cualquiera de esos servicios que te pudieran proporcionar, además
había una sala de masajes con mesas especiales para masaje.
Mientras
continuábamos conduciendo alrededor del rancho y hablando, Michael, básicamente
planeaba la construcción de Neverland. Pasamos momentos fabulosos convirtiendo
sus sueños en realidad… Michael seguía pidiéndome que subiera a los árboles con
él. Yo sabía que me da demasiado miedo subir a un árbol. Michael podía trepar
por un árbol igual que un chimpancé, balancearse arriba y abajo y bajar después
tan rápido como fuera posible. Subir y bajar por un árbol no es lo que mejor sé
hacer, y no podría ni intentar compararme con él. Michael no tenía miedo. A mí
me daban miedo las alturas, subir a un árbol me asustaba. No encuentro práctico
hacerlo a menos que tengas los pies firmes o seas un koala, y yo no soy ninguna
de las dos cosas.
Mientras se
aproximaba el final de nuestra visita; estábamos en el sexto día en el rancho,
examinando más de cien lugares diferentes que interesaban a Michael. Como no
era posible subir por las colinas a pie, éramos conducidos por T. Hayer, quien
conocía el rancho muy bien, y nos lo había estado mostrando de parte de su
patrón, Bill Bone.
En el rancho, tuve la
oportunidad de preguntarle a Michael si había trabajado como cajero en el
supermercado Gelson, de Encino, donde solíamos encontrarnos. Riendo me
contestó, “Bueno, les pedí trabajo en broma por un par de días, cuando estaba
haciendo The Wiz. Sin embargo, lo único que quería era salir de la casa y no
quedarme allí donde quiera que mi padre estuviera, por eso corrí al super a
pedir trabajo.”
Lo pregunté porque
recordaba haber visto a Michael en el supermercado Gelson con el vestuario de The
Wiz. Estaba detrás de un mostrador, cerca de un cajero pelirrojo, empaquetando
comestibles para la gente.
“¿Por qué estabas
allí?” pregunté.
Michael rió, “Pensé
quedarme a trabajar en Gelson, pero tenía un trabajo mejor, haciendo The Wiz y
grabando discos con Quincy Jones. Si me hubiera quedado trabajando como cajero
en Gelson, no estaríamos aquí en el rancho!”
Michael fue
poniéndose cada vez más pensativo, después, tranquilamente, empezó a compartir
algunos de los momentos de su carrera conmigo.
“Los momentos de más
éxito de mi carrera han sido también los más solitarios. Estoy rodeado por
miles de maravillosas y animadas personas por todo el mundo, pero no existe
ninguna persona especial para mí. Algunas veces me siento extremadamente solo.
Los conciertos son fantásticos pero después, estoy siempre solo.” Eso es lo que
Michael me dijo.
Había visto a Michael
en concierto, y después de haber presenciado esa magnífica actuación podía
entender lo que me estaba contando: que viajaba con una sensación de vacío.
Michael susurró,
“Gloria, me siento como si estuviera bailando en lo alto de un alambre en el
circo más inmenso, sin una red debajo. No hay nadie allí, no hay red, y yo
tengo que dar lo mejor de mí mismo y permanecer en lo alto de ese alambre para
lograr más éxito de un país a otro.”
Yo estaba asombrada
de que él estuviera descubriéndome tanta inseguridad directamente desde su
corazón. Compasivamente, eché mis brazos alrededor de Michael y le abracé y le
abracé hasta que lanzó un profundo suspiro.
Mientras charlábamos,
me di cuenta de que Michael había ido de gira por muchos países, pero había
podido ver muy poco de ellos. Bill Bray, su jefe de seguridad y ahora director
ejecutivo, le encerraba en su habitación por su propia protección y seguridad
del resto del mundo. Bill Bray también sabía que Michael tenía que dormir, así
que se aseguraba de que Michael estuviera en su habitación por la noche y se
quedaba un rato haciendo planes para la próxima parada del tour.
A veces Bill salía y
dejaba a Michael con la puerta de la habitación cerrada para que no pudiera
salir. (Por su propio bien, no salía solo a ninguna parte sin Bill Bray.)
Michael me dijo que esto le hacía sentir muy solo y abandonado. Pero, por
supuesto, él entendía y apreciaba lo que Bill Bray hacía por él, Bray había
estado trabajando cuidando de Michael desde que éste tenía cinco años de edad.
Algunas noches
solitarias, me dijo Michael, simplemente abría la ventana de su habitación y
hablaba con la luna. La luna le daba fuerza, energía, inspiración; se sentía
reconfortado por su poder mágico. Aunque no hubiera nadie más alrededor, al
menos podía tener una conversación con la luna.
Los lujosos
beneficios de ser el Rey del Pop eran soberbios, por supuesto. Era maravilloso
viajar alrededor del mundo y visitar magníficas ciudades y grandes hoteles, y
Michael me dijo que recibía saludos de Jefes de Estado y de muchas
personalidades de Europa, Japón y China.
Pero debido al ritmo
de viajes de Michael alrededor del mundo, realmente no conseguía dormir ni descansar
demasiado. A veces se preocupaba por sus coreografías y también por las
actuaciones musicales de aquellos que trabajaban con él. Cada actuación
original estaba centrada en Michael y, siendo él reconocido como el más grande
artista del mundo, ninguno de los músicos, bailarines o cantantes podían dejar
pasar la oportunidad. Michael tenía que sentirse más que libre para bailar con
completo abandono y así poder conectar con sus fans.
Michael tenía muchas
inspiraciones. A menudo se refería a su madre, Katherine, como la fuente de
inspiración para asistir a las principales obras benéficas en muchas de las
ciudades que visitaba. Michael también alababa y ayudaba a los hombres y
mujeres militares que ponían su vida al servicio de nuestro país. Sus amigos especiales
como Berry Gordy, Lionel Ritchie, Smokey Robinson, Diana Ross, Elizabeth
Taylor, Brooke Shields y muchos cientos de otros artistas de talento que
llegaron a su vida, eran también magníficas inspiraciones.
Sus millones de fans
eran parte genuina de la extensa familia de Michael, desde que bailaba en la
luna alrededor del mundo convirtiendo los sueños en realidad. “Hacer el
Moonwalk formaba parte de mi alma y mi espíritu.” Me dijo. “Por eso bailé el
moonwalk para Berry Gordy en honor del 25 aniversario de Motown.”
continuará
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