Es
una de las leyes no escritas del negocio del pop: cualquier grabación escondida
de una estrella, como las
ocho canciones inéditas que conforman Xscape,
la nueva adición al catálogo de Michael Jackson,
que se publica el próximo martes, se revaloriza después de su muerte. No
procede escandalizarse: lo vemos igualmente en literatura o en arte. Si puede
generar dinero, cualquier pieza recuperada terminará en el mercado.
Pero,
atención, no se acepta cualquier cosa: debe encajar en las expectativas de los
compradores potenciales, que olfatean el oportunismo. Los herederos de Michael
Jackson lo descubrieron con la primera colección póstuma de inéditos, Michael. Salió a
finales de 2010 y fue técnicamente un pinchazo —medio millón de copias
despachadas en Estados Unidos— dado que Jackson había sido el máximo vendedor
de 2009, a raíz de su muerte.
¿Gato
por liebre? Michael
se vio afectado por declaraciones de familiares asegurando que no era su voz la
que sonaba en algunas piezas; su padre, el temible Joe Jackson, aseguraba que
Michael nunca hubiera aprobado el lanzamiento de grabaciones inicialmente
desechadas.
Dado
que el
legado del llamado Rey del Pop era entonces un verdadero campo de minas,
con los parientes divididos en facciones belicosas, conviene relativizar toda
la polémica. Cierto que Michael
daba una impresión de producto demasiado heterogéneo y hecho sin mucha cabeza,
sospechoso además por errores en los créditos: Dave Grohl, exbaterista de Nirvana, negó
que tocara en el tema (I
can’t make it) Another Day.
Para
evitar esas notas discordantes, la elaboración del nuevo disco se ha realizado
con suma discreción y se está presentando con paranoicas precauciones (en la
primera escucha, ni se daban los títulos). Tampoco existía la urgencia
económica del anterior: cuando murió Jackson (25 de junio de 2009), tenía un
descubierto de unos 500 millones de dólares (359 millones de euros). En los
años posteriores, se ha saldado la deuda y el dinero ha entrado en torrente
gracias a las ventas extraordinarias de su catálogo, el
documental This
is it, el espectáculo del Cirque du Soleil
inspirado en él y el nuevo acuerdo con la multinacional Sony, paradójicamente
la misma discográfica con la que la estrella rompió de mala manera a principios
de siglo.
El
equipo de producción de Xscape
está encabezado por Timbaland, J-Roc, Rodney Jerkins, Antonio L. A. Reid y
los noruegos Stargate, antiguos conocidos o bien creadores con los que (se
supone) Jackson expresó el deseo de juntarse. Beneficiarios todos de la callada
labor de los responsables de la herencia, que han centralizado el material
inédito, digitalizado e indexado.
Sabemos
que Jackson era un auténtico estajanovista: se conservan centenares de
descartes de estudio, aparte de docenas de maquetas. En años de vacas gordas,
nadie lo aprovechó más que Michael: contrataba a diferentes productores y podía
trabajar simultáneamente en varios estudios de Los Ángeles. Cada álbum editado
dejaba atrás puñados de canciones, en diferentes grados de acabado, que no
superaron el corte. Las facturas de algunos discos eran tan astronómicas que,
cuando se sumaba el presupuesto de mercadotecnia, no resultaron rentables en
primera instancia.
Para
Xscape,
se ha decidido a confeccionar un álbum contemporáneo de Michael Jackson. Es
decir, se han conservado únicamente sus partes vocales y cada productor ha
añadido respetuosas envolturas instrumentales. ¿Herejía? Jackson hoy tendría 54
años y, con sus facultades vocales intactas, no le costaría mucho encajar en un
panorama musical dominado por discípulos como Pharrell Williams.
Xscape contiene ocho
canciones; en busca de la uniformidad sonora, se han evitado curiosidades como
su emparejamiento con Freddie Mercury. Una muestra de la confianza de los
responsables de Xscape
es que la edición Deluxe
del disco ofrecerá las versiones originales, tal como las dejó Michael. Hasta
que no se puedan hacer las comparaciones, resulta arriesgado valorar las
prestaciones de los productores. En primeras escuchas, Xscape suena
vibrante y, sí, inconfundiblemente Jackson. Una versión radiante, en plenitud
de facultades.
Pero
nadie quiere pillarse las manos. En la información previa, el tema “A Place With No Name”
aparece como composición de Jackson, cuando se reconoce inmediatamente una
variación sobre “A
Horse With No Name”, del trío América. Ya ocurrió con “This Is It”, que
resultó ser una colaboración con Paul Anka (aquí se
incluye otra adhesiva pieza hecha a medias con el polifacético canadiense, “Love Never Felt So Good”).
También
se necesitan fechas. Por ejemplo, para calibrar su momento legal cuando cantó “Do You Know Where Your Children
Are”, aparentemente una respuesta a las acusaciones de abusos
sexuales. Lo único seguro es que habrá nuevos lanzamientos de Michael en el
futuro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario