EL ENIGMÁTICO
Como
todo profesor verdaderamente inspirador que quiere impactar a sus alumnos, los
métodos de Michael para moldear nuestro proceso creativo eran discretos. Uno de
sus movimientos más ingeniosos era hacer preguntas crípticas haciéndonos buscar
una aguja en un pajar para resolver adivinanzas. Podíamos decir que él pensaba
que era divertido desconcertarnos. Y, en un sentido, este juego alucinante fue
una de las mejores maneras en que aprendimos de Michael. Solo que no lo
sabíamos en aquel momento.
Una
noche bastante tarde contesté al teléfono.
“Hay algo que todo el mundo puede reconocer. ¿Qué es?”
Oh,
genial. ¿De qué demonios está hablando?
Unas
veinticuatro horas después de esa primera llamada, nuestro teléfono sonó de
nuevo.
“Bueno, ¿Qué se les ha ocurrido?”
preguntó Michael.
“Umm, ¿Mickey Mouse?”,
respondí. ¿Es la respuesta correcta?
“Bush, esa es una gran respuesta, pero eso no nos pertenece”.
“Oh”.
“Piénsalo bien. Hay algo con lo que todo el mundo puede
identificarse. ¿Qué es?”
“¿Tu qué crees, Michael?”
Me di por vencido.
“Bush, te estoy preguntando a ti”.
Como
si Dennis y yo pudiéramos tener apetito después de recibir llamadas del
Enigmático, acabamos saliendo a cenar esa semana. No sé cómo surgió tan rápido,
pero en el momento en que bajé la vista en mi sitio, allí estaban: tenedor,
cuchillo y cuchara. Ciertamente, todo el mundo los ha visto. Y eso es lo que le
dije a Michael cuando le llamé esa noche.
“Genial, Bush. Ahora ponlos en una chaqueta para mí”.
MI
pregunta inmediata para Dennis fue: ¿Cómo?
Ya
había aprendido que no había razón para preguntar a Michael Jackson por qué. Él
no sabía por qué. No había por qué. Era esa forma genuina de pensar que
simplemente no podías explicar, de modo que era mejor aceptarla que luchar
contra ella. Muchas veces salíamos de compras por mercadillos o donde fuera y
nos quedábamos petrificados porque veíamos a Michael mirando a todas partes,
con mirada penetrante y esperando que nos diéramos cuenta de lo que él estaba
mirando. Muchas veces volvíamos al coche y Michael me sonsacaba: “Oh, Bush, ¿Viste eso?”
“Maldita sea, no. Me lo perdí”.
“Oh, tienes que volver”,
decía, abriendo la puerta del coche y empujándome fuera. Michael nos estaba
entrenando para llegar a su mente, para conocer su mente a un nivel visceral.
Tratar
de enseñarnos sobre lo que influía a Michael, en lo que se fijaba, era una
invitación a conocer lo que le movía. Ese aprendizaje tuvo lugar observando las
reacciones de Michael ante la ropa que le hacíamos. Teníamos que prever sus
necesidades y también pensar con originalidad, pero el criterio final para
crear las prendas de Michael estaba claro para nosotros solo después de
fijarnos en su entusiasmo cuando las llevaba puestas.
Cuando
Michael se ponía la Chaqueta de Cenar, se sentía cautivado por el tintineo de
los utensilios de metal, porque la cubertería de plata capta la luz y suena
como las llaves en un llavero. Visual y audiblemente, la chaqueta le
proporcionaba un factor de entretenimiento. Le ofrecía un efecto especial en sí
misma. Que Michael pudiera manejar ese efecto él mismo, hacía la chaqueta
incluso más divertida.
LAS CUATRO LETRAS (F) DE VESTIR A MICHAEL JACKSON
ADECUADO (Fit): El material tiene que ser brillante, elástico, adaptable a
la figura pero poroso. Nada voluminoso. La finalidad era adaptar su ropa para que
pudiera apreciarse y facilitar su coreografía.
FUNCIÓN (Function): Trabajar con el movimiento de
Michael significaba que la ropa debía ser capaz de estirarse. Además, los
pantalones anchos no se consideraban funcionales porque tapaban sus pies y
causaban tropiezos.
DIVERSIÓN (Fun): Desde la tela que hacía ruido al frotarse, las cremalleras
vistosas a los sonidos metálicos, a Michael le encantaban todos. Vestir con
ellos era una opción y moverse con ellos era divertido para él. Brillo,
exuberancia e incluso electricidad no solo eran bien recibidas en el
guardarropa de Michael, sino un factor definitivo en él.
VANGUARDIA (First): Pensar más allá del límite, necesitabas un billete de
avión para volver de nuevo a la normalidad. Nuestro pensamiento era: “¿Qué es lo que Michael no ha llevado puesto, qué es lo que
no le hemos puesto todavía?”. Nunca
queríamos hacer lo mismo dos veces.
continuará…
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