Me
hubiera gustado guardar un archivo o un diario de aquellos primeros años;
especialmente ahora que Michael se ha ido. Todo sucedió tan aprisa que me
parece algo así como un viaje en tren a gran velocidad.
Entre
1966 y 1968, la mayoría de los fines de semana los pasábamos en la carretera
construyendo nuestra reputación. Actuábamos delante de todo tipo de público:
entusiastas, amigables, borrachos e indiferentes.
Mr.
Lucky era la taberna principal de Gary y es allí donde pasamos muchos fines de
semana y ganamos nuestro primer sueldo: $11 a repartir entre todos nosotros.
Michael los gastó en caramelos, que compartió con otros chicos del barrio.
Cuando
no actuábamos en Mr. Lucky, lo hacíamos en el super club Guys and Gals o en el
High Chaparral, al sur de Chicago. A menudo no subíamos al escenario hasta las
23:30 de la noche y no llegábamos a casa antes de las 2 de la madrugada,
siempre dormidos de camino a casa.
Una
noche, en un hotel de Gary donde actuábamos, Joseph fue parado por cinco
matones de unos veintitantos mientras entrabamos el equipo. Pensó que nos iban
a robar y apartó a uno de ellos. Durante los siguientes dos o tres minutos le
estuvieron golpeando en el suelo. Michael y Marlon gritaban: JOSEPH, JOSEPH,
No! No! No! Los ladrones empezaron a usar nuestros micros y palillos como
armas. Joseph se cubrió la cara con los brazos y recibió más golpes.
Mientras
tanto, Michael fue hasta un teléfono a llamar a la policía. “No alcanzaba, tuve que
saltar para meter la moneda!”
dijo después. Cuando volvió, Joseph estaba siendo atendido por el director del
hotel. Su cara estaba machacada y la mandíbula rota. Sentado en la parte de
atrás de la furgoneta nos miró a todos y dijo, “Estoy bien.” Les dijo a Marlon y a Michael que se secaran las
lágrimas. “No pueden actuar en ese
estado.”
Incrédulo,
Jackie preguntó, “¿Quieres que
continuemos?”
“La gente está aquí para verlos –
están esperando para verlos”,
“Iré al médico por la mañana.”
Esa
noche nos enseñó otra dura lección: Pase lo que pase, el espectáculo debe
continuar.
***
Nuestro
“autobús de gira” tenía dos asientos delante, los de en medio los quitábamos
para hacer sitio al equipo y nosotros nos sentábamos como podíamos, durmiendo
como podíamos y usando la batería como reposacabezas. No podíamos estar más
apretados, pero el viaje estaba siempre lleno de risas, bromas y canciones.
Michael
resultó ser todo un bromista. Si uno de los hermanos se quedaba dormido con la
boca abierta, Michael escribía en un trocito de papel alguna tontería como 'me
huele el aliento', lo mojaba un poco y lo pegaba al labio del durmiente. Eso le
parecía infinitamente divertido. Y si no eran notitas, eran polvos pica-pica en
los pantalones o un cojín tirapedos en el asiento. Michael se estaba labrando
el papel de bromista del grupo.
En
el verano de 1966, condujimos 1.500 millas hasta Arizona –parando solo para
reponer gasolina- para actuar en Old Arcadia Hall en Winslow, cerca de Phoenix,
porque Papa Samuel quería enseñarnos a su gente. Eso suponía conducir todo el
viernes por la noche y parte del sábado, actuar el sábado por la noche y salir
de vuelta para llegar a casa más tarde de la medianoche del domingo, para estar
listos para ir al colegio el lunes por la mañana.
Mientras
nosotros dábamos una vuelta por ahí después del show, Joseph se encargaba de
andar trajinando con la gente, estrechando manos y buscando contactos. Entonces
llegó un poco de esperanza de la mano del guitarrista Phil Upchurch, a quien
conocimos después de un show en Chicago. Había vendido más de un millón de
copias de un single, “You Can’t Sit Down”, y “Ahora va a trabajar con vosotros en una demo” dijo Joseph.
Michael
se abrazó a sus piernas, “¿Me puede firmar un autógrafo, por favor?”. Phil, de unos 25 años, sacó un trozo de papel de
su chaqueta y le firmó rápidamente. Michael se la llevó como un trofeo a casa.
Lo que más me gusta de esta historia es que décadas después, Phil escribió a
Michael para pedirle un autógrafo a él. Pero obtuvo algo más: fue invitado a
tocar la guitarra en el tema “Working Day and Night” para el álbum de Michael,
Off the Wall.
Joseph
nos inscribió en un concurso de talentos del Regal Theater de Chicago, que
ganamos por tres domingos consecutivos. El premio con el que fuimos pagados fue
actuar una noche compartiendo escenario con Gladys Knight & The Pips, que
habían firmado recientemente con Motown Records.
Gladys
quiso conocernos y Joseph nos llevó a su camerino después de la actuación.
Michael
era tan pequeño que, sentado en el sofá, sus pies no le llegaban al suelo.
“Su padre dice que tienen un gran
futuro por delante. ¿Les gusta cantar?”
Todos
asentimos. “Si!” dijo Michael.
“Deberían estar en Motown!” Dijo mirándonos a todos. Esa fue la noche en que
Joseph le pidió a Gladys si podía conseguir que alguien de Motown viera alguna
de nuestras actuaciones. Ella prometió hacer una llamada y no pudo haber sido
más sincera, porque más adelante supimos que había llamado a Taylor Cox, un
ejecutivo de Motown. Pero no estaban interesados, Berry Gordy, el fundador del
sello discográfico, no estaba interesado en un grupo de chicos.
***
Por Jermanie Jackson libro “You Are Not Alone Michael: A Través De Los Ojos De Un Hermano por Jermaine Jackson”
Continuará