MAGIA
Mi idea de la magia no tiene mucho
que ver con los trucos de escena ni con las ilusiones. El mundo entero está
lleno de magia. Cuando una ballena emerge del mar como una montaña recién
nacida, gritas de asombro por el inesperado placer. ¡Qué mágico! Pero el ave
que ve a su renacuajo lanzarse por primera vez a un charco siente el mismo
estremecimiento. El asombro llena su corazón, porque ha vislumbrado por un
instante la alegría de la vida.
Cuando veo las nubes desapareciendo
de repente desde un pico nevado, me dan ganas de gritar, ¡“Bravo!” Naturaleza,
la mejor de todos los magos nos ha entregado otra sensación. Ella nos ha
expuesto la verdadera ilusión, nuestra incapacidad para ser sorprendidos por
sus maravillas. Cada vez que sale el Sol, la Naturaleza está repitiendo una
orden: “Fíjense bien!” Su magia es infinitamente abundante, y nosotros, para
agradecérselo, lo único que tenemos que hacer es apreciarlo.
Qué asombro debe sentir la
Naturaleza cuando hace salir a las estrellas de un torbellino de gas y del
espacio vacío. Las arroja como lentejuelas de una capa de terciopelo. Un billón
de razones para despertarnos de pura alegría. Cuando abrimos nuestros corazones
y apreciamos todo lo que nos ha dado, la Naturaleza encuentra su recompensa. El
sonido del aplauso recorre el Universo, y ella lo recibe haciendo una
reverencia.
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