King!

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lunes, 5 de enero de 2015

La historia detrás de la canción ‘Blood On The Dance Floor’ / The story behind the song 'Blood on the Dance Floor'





El 6 de junio de 1990 el productor y músico Teddy Riley se suponía que debía estar en la fiesta de cumpleaños de su compañero de banda y amigo. En su lugar, pasó la noche en el Estudio Soundworks de la Avenida 23 en Queens trabajando en los surcos para nada menos que el Rey del Pop, Michael Jackson.
“Le dije al grupo que tenía mucho trabajo que hacer”, recuerda Riley. Michael era mi prioridad. Iba a California para encontrarme con él pronto y quería que llevara mi mejor trabajo”.

Fue una decisión fortuita.

Más tarde esa noche Riley se enteró de que habían disparado a alguien en la pista de baile de esa fiesta a la que no había asistido. Estaba estremecido. Con solo 23 años, la violencia y la muerte se habían convertido ya en un tema recurrente en su vida. En ese mismo año, su medio hermano y su mejor amigo habían sido también asesinados.

El ritmo en el que Riley estaba trabajando esa noche era agresivo, fatídico, amenazante. Pero no tenía letra ni título ni melodía.
El sábado siguiente iba camino de Neverland para encontrarse con Michael Jackson. Riley estaba nervioso. Jackson había probado a un puñado de gente para reemplazar a su legendario productor, Quincy Jones, incluidos L.A. Reid, Babyface y Bryan Loren. Ninguno se quedó.

Sin embargo, Jackson tenía puestas grandes esperanzas en Teddy Riley, cuyo estilo New Jack Swing callejero fusionaba brillantemente jazz, gospel, R&B y hip hop. Efectivamente, quizás su mayor logro estuvo en buscar un puente para la división entre el R&B y el hip hop, un puente que, incidentalmente, Jackson había estado esperando encontrar desde que trabajaba en Bad.

Jackson escuchó cuidadosamente las cintas que llevó Riley e instantáneamente se enamoró de lo que escuchó. Las pistas usaban diferentes acordes a los que estaba acostumbrado. Los ritmos eran frescos y afilados. Los compases oscilaban con velocidad y golpeaban como martillos.

Entre las varias pistas que Jackson escuchó ese día estaba el surco en el que Riley trabajó la noche de la fiesta. Jackson no tenía idea del contexto. “No sabía nada sobre ello”, dice Riley, “Nunca le conté nada sobre el tema”.

Un par de semanas más tarde, sin embargo, Riley dice que se quedó pasmado cuando supo el título que Jackson le había puesto a la pista: “Blood on the Dance Floor”. A Riley se le puso la piel de gallina. “Fue como si profetizara ese disco. Sintió su estado de ánimo”.

A lo largo de los meses siguientes, Jackson y Riley empezaron a trabajar febrilmente en una variedad de pistas, unas veces separados y otros juntos en los estudios Larabee en Los Ángeles. “Recuerdo que volvió con esta melodía, ‘Blood on the dance floor, blood on the dance floor’. Y yo decía: Wow! Llegó con esas letras y armonías. Después empezamos a construirla, capa a capa”.

Riley usó una vieja batería (MPC 3000) para el compás. El tambor estaba comprimido para hacer un sonido explosivo (“lo quiero seco y en la cara”, solía decir Jackson). Era un sonido que utilizaron para el álbum Dangerous. “Escuchen ‘Remember the Time’” dice Riley, “Es muy similar”.

Finalmente, sin embargo, “Blood on the Dance Floor” no acabó dentro del álbum Dangerous. “No estaba completamente terminada”, dice Riley. “Faltaban todavía algunas partes vocales. A Michael le gustaba la canción pero la escuchaba y decía: ‘Me gusta lo que hiciste pero aún necesitamos algo aquí’. Era un perfeccionista”.

Mientras continuaban las sesiones de Dangerous otros temas empezaron a tener prioridad, incluidos “Remember The Time” y “In The Closet”. Jackson no reanudó el trabajo en “Blood…” hasta casi siete años más tarde. Ahora estábamos en enero de 1997. Jackson estaba en medio del HIStory World Tour y había decidido visitar Montreaux, Suiza, durante un descanso entre la primera y segunda parte (según las noticias de la prensa, mientras estuvo allí intentó comprar la casa de su ídolo de siempre, Charlie Chaplin).

Allí, en Mountain Studio, Jackson fue a trabajar en la vieja demo. “Cogimos el DAT de Teddy (Digital Audio Tape) y trabajamos sobre él con un equipo de cuatro personas, recuerda el músico Brad Buxer. La multi-pista completada, creada y mezclada por Mick Guzauski fue modelada muy parecida a la última versión que Jackson y Riley grabaron.

“Cuando la escuché terminada deseé haber sido yo quien la terminara”, dice Riley, “Pero Michael sabe lo que quiere y estaba feliz con ella”.


Era, de alguna manera, una canción de baile inusual. Igual que en “Billie Jean”, el tema del que trataba era oscuro y perturbador (en este caso cuenta sobre ser acuchillado por la espalda en el lugar menos sospechado: la pista de baile). Las vocales rasposas y recortadas de Jackson evocan una sensación de presentimiento mientras el lienzo electro-industrial conjura un moderno escenario urbano. Aún así, la canción parece cualquier cosa menos desoladora. El compás revienta los altavoces como un látigo y el gancho es irresistible.

Jackson le dijo a Riley que la canción iba ser “(un éxito) aplastante”. “Lo explicaba de este modo: Un éxito es una canción que dura en las listas una semana o dos. Un éxito aplastante es una canción que se queda unas seis semanas”, dice Riley. “Él sentía que ‘Blood on the Dance Floor’ iba a ser ‘aplastante’.

“Blood on the Dance Floor” fue lanzada el 21 de Marzo de 1997. Extrañamente no fue ni siquiera promocionada como single en Estados Unidos. Riley dice que a Jackson no le importó en este caso. “Se imaginaba que la gente en América la encontraría si realmente la querían. No estaba preocupado por eso”. Mundialmente, sin embargo, la canción salió adelante alcanzando el Top Ten en 15 países y el número 1 en tres (incluida Gran Bretaña). También se hicieron remixes y se tocó frecuentemente en clubes y programas de baile. Dejada fuera de los dos mayores álbumes de Jackson de esa década, irónicamente, “Blood” se convirtió en uno de los temas rítmicos más duraderos de los 90.



Quince años después, ¿qué hace de esta canción algo único?, pregunto a Riley. “Era solo un sonido directo y agresivo para Michael. Él siempre se esforzaba por (buscar) algo más fuerte. Pero lo realmente asombros fue cómo premeditó la energía de la canción. Él sabía de qué se trataba incluso antes de decirle qué sucedió esa noche. Nunca he presenciado nada ni nadie tan poderoso como Michael”.

Artículo por Joe Vogel. 21 de marzo 2012 

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Aquí sabrás otro dato interesante respecto al corto ‘Blood On The Dance Floor’ contada por el coreógrafo Vicent Paterson; cuenta que hay otra versión muy parecida pero con alguna que otro toma inédita.


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