En retrospectiva, estoy asombrada de que Michael me permitiera tanta
autonomía con el diseño de vestuario para “Thriller”. Él ya tenía una fuerte
imagen establecida en sus actuaciones y videos previos –no tan extrema como las
chaquetas militares con galones y hombreras que adoptaría más adelante-, pero
el guante plateado, cadenas, hebillas y cinturones eran ya una pauta en su
guardarropa.
También había adoptado calcetines blancos y mocasines negros, en
homenaje al gran Fred Astaire, quién bailó con mocasines a lo largo de su
carrera. Ese destello blanco en sus tobillos atraía la atención a sus mágicos
pies.
Puede que fuera trabajando con el director de cine John Landis –a
quien él estimaba como un colega creativo- lo que le permitió a él participar
en “Thriller” como actor protagonista de una película. Con Michael como actor
principal, participé haciendo mi trabajo de diseñadora de vestuario como si
interpretara a un personaje dentro de un guión. Yo no era una estilista creando
una imagen para una estrella de rock. Michael quería formar parte de nuestro
mundo; él ansiaba fervientemente convertir “Thriller” en el corto
cinematográfico más grande de Hollywood.
Una de las razones por las que John (Landis) decidió utilizar a la
actriz Ola Ray fue porque sentía que teniendo a una chica en la historia haría
ver a Michael más viril. Esa fue mi meta con el vestuario de Michael. Para
realzar su físico y masculinidad, yo había diseñado una chaqueta roja de piel
con hombreras anchas y acolchadas, recargadas al estilo de los 80, (Michael
apenas pesaba 45 kilos). Yo había dibujado diferentes modelos, y una vez que me
decidí sobre la chaqueta en forma de V y hombros amplios, lo tuve claro. Es
gráfica y estructural, y yo quería una silueta potente. La V en la chaqueta
evoca la forma piramidal de la coreografía, Michael está a la cabeza de la
banda que forma una V, y los espíritus bajan la calle bailando hacia el
espectador.
Imaginen, estoy leyendo el guión, y cuando llego a la parte final
–el desenlace, el momento culminante del baile en el callejón con los
espíritus- sabía que tenía que poner a Michael un color que impactara
absolutamente en la pantalla.
Había tanta niebla y misterio en el decorado, muchos colores negros,
blancos, beige, grises, marrones, que fue cuando pensé: ¿Qué color podría
destacar? Usar negro en Michael estaba absolutamente descartado –su ligero
contorno habría simplemente desaparecido entre las sombras. El blanco no habría
funcionado.
Me gusta decir que todo diseño es reductivo. Por un proceso de
eliminación, el rojo se convirtió en la mejor solución. El rojo resaltaría
cuando Michael se sentara en la sala de cine, destacaría en el oscuro callejón,
y el rojo destacaría en el baile fantasmagórico. El rojo simboliza sangre y vida.
El rojo funcionaría como un punto de la historia y como un catalizador visual.
Era el rojo.
Michael accedió a ver los dibujos del diseño de vestuario en un
descanso a altas horas de la noche mientras grababa “Bad”. Hacia la media
noche, caí en un profundo sueño en el sofá de la recepción. Michael estaba de
un excelente humor cuando me despertó hacia las 2 de la mañana. Revisando los
dibujos, compartí la idea del rojo y mi deseo de mantener una silueta potente
pero sencilla. Sin cadenas ni hebillas, y “Thriller” necesitaba estar “libre de
guante”. Después de mi nerviosa vacilación, me sentía abrumada con su
sinceridad y generosidad de espíritu. Cuando Michael vio los diseños le encantó
la imagen.
Era una de las personas más naturalmente elegantes que han pasado jamás
por este planeta. Su gracia en los movimientos, su estrecho contorno vertical y
su gusto por lo extraordinario, hacen de él un icono del estilo. Citando a Diana
Vreeland: “Demasiado buen gusto puede ser aburrido”. ¡Y Michael nunca fue
aburrido!
Por Deborah Nadoolman Landis
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