Recuerdo
cuando iba a la escuela en cuarto grado, siempre llevábamos nuestros singles a
clase, y durante los recreos, el profesor nos dejaba ponerlos. Había un chico
que siempre se presentaba con álbums y un día llevó el de Diana Ross Presenta a
Los Jackson Five.
Era sorprendente. Recuerdo mirar fijamente la
portada y después mirar detrás donde estaban puestas las edades de todos los
hermanos. Vi la edad que tenía Michael y pensé, “Espera un minuto. Este chico
tiene mi edad!” Esto cambió totalmente mi actitud hacia la música. Hasta ese
momento pensaba que era algo que hacía la gente mayor; que era algo a lo que
aspirar cuando creciera, mejor que algo que podía hacer en ese momento.
Escuchar y ver a Michael a esa edad me hizo sentir como que podía intentar
hacer música yo mismo. Fue un momento muy influyente para mí.
Trabajar con él años después me ofreció una
completa nueva pasión por la composición musical. Scream, (el tema), se hizo
porque Michael quería hacer un dúo con su hermana Janet. Cuando Terry Lewis; mi
co-productor, y yo fuimos al estudio (Flyte Tyme Estudios, en Minneapolis) para
presentar algunas demos, pedimos a Janet que se uniera a nosotros para
conseguir un poco de inspiración. Después de un par de días terminamos con unas
ocho ideas diferentes. Curiosamente, Janet sabía que a Michael le encantaría la
demo que acabaría siendo “Scream”.
“Conozco a mi hermano.”
Le pregunté cual le gustaba a ella y dijo, “Me
gusta este otro. Me gusta realmente lo que hace sentir. Pero sé que a él le va
a gustar “Scream”, es más agresiva. De hecho, espero que no le guste la más
suave, entonces la pondré en mi álbum.” Ese tema después se convirtió en
“Runaway”, un gran éxito para ella.
Así que nos fuimos a Nueva York, a la Hit
Factory, en donde tenían los más grandes altavoces que se podían encontrar.
Bueno, Michael había llevado unos incluso mayores! Les pusieron un mando de
volumen que era enorme, unos 12 centímetros de diámetro. Él lo subió al máximo.
A pesar del enorme sonido, él estuvo hablando todo el tiempo con su dulce voz.
“OK, vamos a escuchar lo que has traído. Lo siento, me gusta que suene muy
alto. Espero que no te moleste.”
Él puso nuestros temas, que habíamos reducido
de ocho a seis. “Scream” era el quinto. Él escuchaba cada tema durante un par
de minutos. “Me gusta este… Este es realmente bueno”, decía. Entonces al final,
nos dijo: “Todos estos realmente funcionan. Hiciste un gran trabajo. ¿Podemos
volver al tema cinco?”
Puso “Scream” de nuevo. “Creo que este, creo
que escucho algo distinto en este”, dijo, “Vamos con este.”
Janet me miró y empezó a reírse, “Te lo dije,
este era el que iba a coger,” dijo ella.
Al día siguiente nos encontramos en su
apartamento en la Trump Tower. Cuando puso el tema todavía no tenía la letra,
pero simplemente empezó a cantar la melodía, lo que sería la melodía para
“Scream”. Janet dijo, “Bueno, es demasiado bajo para que pueda cantarlo”. Así
que le dije, “Janet, lo subiremos aquí”, y tarareé su parte. Ambos dijeron
“Genial” y, literalmente, una hora después, Michael tenía la canción. Tenía la
letra y tenía el puente. Era asombroso.
El proceso de escribir fue así en todas las
canciones que hicimos juntos. En “Tabloid Junkie” (Prensa Basura) y en
“History”, él fue muy rápido, muy intenso. Todo lo escribió como un torbellino.
Simplemente llegó hasta él. Fue estimulante.
Cuando escribió “Scream”, lo hizo realmente
rápido. Pero después le llevó tres días aceptar que era realmente buena. Nos
sentábamos y volvíamos al tema línea por línea, melodía por melodía. En cada
parte preguntaba, “¿Estamos de acuerdo en que esto es realmente bueno?”
Estábamos de acuerdo, pero entonces él decía, “Ahora
tenemos que desafiarnos a nosotros mismos e intentar alcanzar algo incluso
mejor.”
Él era muy meticuloso tratando de asegurarse
de que todo era tan bueno como podía llegar a ser. Así fue por tres días
seguidos durante los cuales él cambió dos palabras. Pero su instinto era
acertado. Realmente marcó una enorme diferencia.
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