King!

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sábado, 3 de octubre de 2015

Matthew Rolston “Mi última sesión con Michael Jackson” | Matthew Rolston "My last meeting with Michael Jackson"





La primera vez que trabajé con Michael Jackson fue muy al principio de mi carrera. Era el 21 cumpleaños de Michael. Recuerdo que trajeron globos al estudio -una felicitación de cumpleaños de Quincy Jones. Yo acababa de salir de la Escuela de Arte, un fotógrafo novato en una sesión de fotos de promoción para el proyecto en solitario de Michael, Off The Wall, pero todos los hermanos Jackson vinieron a lo largo del tiempo para alguna sesión de grupo.

A lo largo de los siguientes siete años, fotografié a Michael más a menudo. Incluso fotografié a Michael en 1982 para Andy Warhol. Con los años, trabajé con la mayor parte de los miembros más cercanos de la familia de Michael para sus proyectos individuales. Así fue como conocí a Janet. Hice su primer libreto para su primera gira de 1986, e hice el libreto para su actuación más reciente en 2008. Conozco a los Jacksons y los quiero desde hace casi 30 años.

Mi sesión de fotos favorita de los primeros años fue la portada de un single y un poster publicitario, en 1983, para la canción “Human Nature”, de Thriller. Michael llevaba un chaleco amarillo. También usó unos broches de strass de mi colección. Yo era un chico de la escuela de arte y usaba toda esa bisutería en aquellos días, incluso para hacer sesiones de fotos. El apodo que me dio Michael fue “Freaky-Deaky”, porque le parecían divertidas aquellas joyas. Pero a él le gustaban. Las joyas de aquel poster empezaron a ponerse de moda, lo llamé “Hollywood Royale”, un juego vanidoso de palabras de Hollywood Royalty (Realeza de Hollywood), como una burla aristocrática.


En posteriores sesiones añadimos monogramas, penachos de plumas y chinelas, y finalmente, nos liamos la manta a la cabeza y fotografiamos a Michael en completos ropajes en un trono dorado, completado con una corona elegantemente inclinada. De esa manera nació (usando la frase de Elizabeth Taylor) “The King of Pop” o, al menos, su iconografía estaba al fin en su lugar adecuado.

Otro elemento especial en aquella fotografía del chaleco amarillo fue la iluminación. Yo empezaba a crear en aquel momento una marca registrada para una imagen, la llamé “beautylight” -tonos dorados, piel luminosa, la apariencia de estar “iluminado desde dentro.” Esa imagen le iba bien a Michel.

Entonces se produjo una gran brecha en nuestra relación. Pasaron veinte años. Un día de 2007 él me llamó de improviso y recuerdo a mi productor, Mark, diciendo, “es Michael Jackson al teléfono.” No es una llamada que recibes cada día. Michael explicó que estaba preparando una sesión promocional para “Thriller 25”, el lanzamiento de Thriller 25 aniversario.

Michael no tenía una idea realmente –dijo que quería ser fotografiado “como una obra de arte, entre obras de arte, en un museo.” Recuerdo que me pidió específicamente, “¿Podemos conseguir el Museo Metropolitano de Nueva York?”
También me recordó que “Sería mejor si el museo pudiera cerrar porque mucha gente alrededor me incomoda” (¡como si tuviera que decírmelo!). Me imagino que el deseo de Michael de estar en un museo era por el sentimiento, y tenerlo todo para él. Finalmente, el Metropolitano declinó nuestra petición, pero el Museo de Arte de Brooklyn accedió.

Fue una gran producción. Había habitaciones y más habitaciones para la gente de Michael -seguridad de Michael, seguridad del museo, seguridad de seguridad, una habitación para guardarropa privada, otra para peluquería y maquillaje, también privada, catering para 50 personas, etc.

Phillip Bloch se ocupó del estilismo de vestuario, e hizo un gran trabajo. Me fui a tiempo, antes que Michael (no fue difícil, porque él llegó un poco tarde) y como era habitual, preparé las ropas del modo en que yo las quería. Cuando Michael finalmente llegó, Phillip y yo le presentamos nuestras ideas para su aprobación. Fue una colaboración. Y fue divertido.

Cuando vi por primera vez a Michael el día de la sesión, iba completamente maquillado, peinado, la cámara preparada y yo estaba impactado de lo bien que se veía, alto, esbelto, guapo y juvenil.

Había un cierto estilo de maquillaje que Michael estaba usando en ese momento: base clara (él estaba muy pálido de todos modos) y un fuerte rojo de labios, que contrastaba con su hermosa piel. Yo quería volver al maquillaje e iluminación de mi fotografía del chaleco amarillo – el brillo dorado por el que soy conocido. Siempre preparado, llevé un color de labios neutro y un tono cálido de polvos de maquillaje que pedí prestados a un maquillador de Los Ángeles.

Michael dijo: “No me gusta esto realmente, pero lo hago por ti.” Dijo, “Hagamos el primer disparo como estoy ahora y el siguiente a tu manera.” Él vio “mi manera” en la pantalla del ordenador, y, con su aprobación, mantuvimos ese maquillaje por el resto del día. Dijo que había accedido porque yo soy la clase de fotógrafo que “piensa en todas las pequeñas cosas”.

Había un DJ poniendo ‘Thriller’ el álbum original. Alto y fuerte. La música reverberaba por todo el museo y había magia en el aire. Yo estaba no poco emocionado de estar en el Patio de las Bellas Artes del Museo de Brooklyn con
Michael Jackson, escuchando Thriller al máximo.

Michael sugirió hacer algunas fotos bailando. Allá por 2007 tenías que hacer fotografía digital a un ritmo comedido (o podría arruinarse todo), lo que no era el modo de fotografiar a Michael Jackson bailando. Rápidamente cambié la película, he pasado años usando película, así que sabía cómo capturar el momento. Conozco la cadencia de mi cámara. Soy un mañoso en eso.
Michael probaba un movimiento, después lo cambiaba. La imagen relacionada con el baile es a menudo una serie de poses coreografiadas, no realmente un baile por sí mismo. Pero estas poses están completamente vivas, en movimiento, con ventiladores y luz estroboscópica para congelar la acción. Michael era un maestro en esta clase de fotografías.

Raramente mantengo conversaciones personales con la persona a fotografiar, porque estamos centrados en el momento creativo. Michael no era particularmente hablador. Era afectuoso y cálido, pero en definitiva, una persona reservada. Yo hago muchas indicaciones no verbales de todos modos. Yo intenté mostrarle a él movimientos – ¡movimientos de Michael Jackson!- Eran cosas de baile que él entendía –a veces líneas distintas son mejores. Yo decía, “da la vuelta, repítelo,” y entonces de repente me encontraba a mí mismo detrás de la cámara, instintivamente intentando mostrarle a Michael Jackson lo que quería. No puedo imaginarme lo que le debe haber parecido eso a él.

Durante la sesión hablamos de Fred Astaire. Hay una famosa secuencia de baile en la película The Band Wagon llamada “The Girl Hunt Ballet”. Fue coreografiada por Michael Kidd. A ambos nos gustaban las líneas que Fred Astaire hacía con su cuerpo en esa secuencia. Michael sabía todo acerca de esa escena. Era maravilloso tener esa conversación, porque su marco de referencia era amplio y profundo. Y era un terreno común, porque los dos compartíamos adorables pasajes de la historia y del baile de Hollywood.
Lo más significativo de trabajar con Michael fue que era un brillante artista. Michael Jackson actuaba en las fotografías, no sólo en las canciones. Él conocía las líneas que su cuerpo podía hacer y cómo relacionarlas con una lente o un ángulo de cámara.

Recuerden, Michael había estado en escena actuando desde que era un niño. Parecía saber tanto de fotografía y video, o coreografía y vestuario, como sabía de música o del negocio de la música. Ciertos artistas del pop con los que he trabajado –Michael Jackson, Madonna- su propio conocimiento está al nivel de los genios. Su fuente es un detallado conocimiento que procede de una insaciable curiosidad y de un profundo y sentido orgullo de ser el legítimo único y definitivo. Después añades vívida imaginación, ambición épica y un toque divino.
Aunque Michael parecía tranquilo ese día, noté un cambio en 20 años desde la última vez que trabajé con él. El tono alegre cotidiano se había ido. Esa cualidad infantil permanecía aún, pero no la risa, el travieso Peter Pan. Algo de esto salió en las fotografías de baile, y le veo riendo un poco de veras en el retrato de la chaqueta dorada –aparecía tan vivo, joven y feliz. Así es como creo que Michael debería ser recordado.




Parece extraño aparecer escrito dentro de la historia de Michael Jackson en este momento, pero siempre sentí una verdadera afinidad con él, por la cual le prestaba mis joyas y cosas así. Disfrutábamos mucho de las mismas cosas, -las mismas épocas de películas, vestuario y baile.
Ser la última persona que formalmente fotografió a Michael Jackson es un destino fatal. Adivino que ustedes no lo desearían. Es la cosa más remota que se pueda pasar por la mente de cualquiera. Lamento tanto que Michael nos haya dejado. Debe haberse marchado creando actuaciones que enciendan nuestros corazones, que es algo que necesitamos, especialmente ahora. Es una terrible pérdida.



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