La
primera vez que trabajé con Michael Jackson fue muy al principio de mi carrera.
Era el 21 cumpleaños de Michael. Recuerdo que trajeron globos al estudio -una
felicitación de cumpleaños de Quincy Jones. Yo acababa de salir de la Escuela
de Arte, un fotógrafo novato en una sesión de fotos de promoción para el
proyecto en solitario de Michael, Off The Wall, pero todos los hermanos
Jackson vinieron a lo largo del tiempo para alguna sesión de grupo.
A
lo largo de los siguientes siete años, fotografié a Michael más a menudo.
Incluso fotografié a Michael en 1982 para Andy Warhol. Con los años, trabajé
con la mayor parte de los miembros más cercanos de la familia de Michael para
sus proyectos individuales. Así fue como conocí a Janet. Hice su primer libreto
para su primera gira de 1986, e hice el libreto para su actuación más reciente
en 2008. Conozco a los Jacksons y los quiero desde hace casi 30 años.
Mi
sesión de fotos favorita de los primeros años fue la portada de un single y un
poster publicitario, en 1983, para la canción “Human Nature”, de Thriller.
Michael llevaba un chaleco amarillo. También usó unos broches de strass de mi
colección. Yo era un chico de la escuela de arte y usaba toda esa bisutería en
aquellos días, incluso para hacer sesiones de fotos. El apodo que me dio
Michael fue “Freaky-Deaky”, porque le parecían divertidas aquellas joyas. Pero
a él le gustaban. Las joyas de aquel poster empezaron a ponerse de moda, lo
llamé “Hollywood Royale”, un juego vanidoso de palabras de Hollywood Royalty
(Realeza de Hollywood), como una burla aristocrática.
En
posteriores sesiones añadimos monogramas, penachos de plumas y chinelas, y
finalmente, nos liamos la manta a la cabeza y fotografiamos a Michael en
completos ropajes en un trono dorado, completado con una corona elegantemente
inclinada. De esa manera nació (usando la frase de Elizabeth Taylor) “The King
of Pop” o, al menos, su iconografía estaba al fin en su lugar adecuado.
Otro
elemento especial en aquella fotografía del chaleco amarillo fue la
iluminación. Yo empezaba a crear en aquel momento una marca registrada para una
imagen, la llamé “beautylight” -tonos dorados, piel luminosa, la apariencia de
estar “iluminado desde dentro.” Esa imagen le iba bien a Michel.
Entonces
se produjo una gran brecha en nuestra relación. Pasaron veinte años. Un día de
2007 él me llamó de improviso y recuerdo a mi productor, Mark, diciendo, “es Michael Jackson
al teléfono.” No es una llamada que recibes cada día. Michael explicó que
estaba preparando una sesión promocional para “Thriller 25”, el
lanzamiento de Thriller 25 aniversario.
Michael
no tenía una idea realmente –dijo que quería ser fotografiado “como una obra de
arte, entre obras de arte, en un museo.” Recuerdo que me pidió específicamente,
“¿Podemos conseguir el Museo Metropolitano de Nueva York?”
También
me recordó que “Sería
mejor si el museo pudiera cerrar porque mucha gente alrededor me incomoda” (¡como
si tuviera que decírmelo!). Me imagino que el deseo de Michael de estar en un
museo era por el sentimiento, y tenerlo todo para él. Finalmente, el
Metropolitano declinó nuestra petición, pero el Museo de Arte de Brooklyn
accedió.
Fue
una gran producción. Había habitaciones y más habitaciones para la gente de
Michael -seguridad de Michael, seguridad del museo, seguridad de seguridad, una
habitación para guardarropa privada, otra para peluquería y maquillaje, también
privada, catering para 50 personas, etc.
Phillip
Bloch se ocupó del estilismo de vestuario, e hizo un gran trabajo. Me fui a
tiempo, antes que Michael (no fue difícil, porque él llegó un poco tarde) y
como era habitual, preparé las ropas del modo en que yo las quería. Cuando
Michael finalmente llegó, Phillip y yo le presentamos nuestras ideas para su
aprobación. Fue una colaboración. Y fue divertido.
Cuando
vi por primera vez a Michael el día de la sesión, iba completamente maquillado,
peinado, la cámara preparada y yo estaba impactado de lo bien que se veía,
alto, esbelto, guapo y juvenil.
Había
un cierto estilo de maquillaje que Michael estaba usando en ese momento: base
clara (él estaba muy pálido de todos modos) y un fuerte rojo de labios, que
contrastaba con su hermosa piel. Yo quería volver al maquillaje e iluminación
de mi fotografía del chaleco amarillo – el brillo dorado por el que soy
conocido. Siempre preparado, llevé un color de labios neutro y un tono cálido
de polvos de maquillaje que pedí prestados a un maquillador de Los Ángeles.
Michael
dijo: “No me gusta
esto realmente, pero lo hago por ti.” Dijo, “Hagamos el primer
disparo como estoy ahora y el siguiente a tu manera.” Él vio “mi manera” en
la pantalla del ordenador, y, con su aprobación, mantuvimos ese maquillaje por
el resto del día. Dijo que había accedido porque yo soy la clase de fotógrafo
que “piensa en todas las pequeñas cosas”.
Había
un DJ poniendo ‘Thriller’ el álbum original. Alto y fuerte. La música
reverberaba por todo el museo y había magia en el aire. Yo estaba no poco
emocionado de estar en el Patio de las Bellas Artes del Museo de Brooklyn con
Michael
Jackson, escuchando Thriller al máximo.
Michael
sugirió hacer algunas fotos bailando. Allá por 2007 tenías que hacer fotografía
digital a un ritmo comedido (o podría arruinarse todo), lo que no era el modo
de fotografiar a Michael Jackson bailando. Rápidamente cambié la película, he
pasado años usando película, así que sabía cómo capturar el momento. Conozco la
cadencia de mi cámara. Soy un mañoso en eso.
Michael
probaba un movimiento, después lo cambiaba. La imagen relacionada con el baile
es a menudo una serie de poses coreografiadas, no realmente un baile por sí
mismo. Pero estas poses están completamente vivas, en movimiento, con
ventiladores y luz estroboscópica para congelar la acción. Michael era un
maestro en esta clase de fotografías.
Raramente
mantengo conversaciones personales con la persona a fotografiar, porque estamos
centrados en el momento creativo. Michael no era particularmente hablador. Era
afectuoso y cálido, pero en definitiva, una persona reservada. Yo hago muchas
indicaciones no verbales de todos modos. Yo intenté mostrarle a él movimientos
– ¡movimientos de Michael Jackson!- Eran cosas de baile que él entendía –a
veces líneas distintas son mejores. Yo decía, “da la vuelta, repítelo,” y
entonces de repente me encontraba a mí mismo detrás de la cámara,
instintivamente intentando mostrarle a Michael Jackson lo que quería. No puedo
imaginarme lo que le debe haber parecido eso a él.
Durante
la sesión hablamos de Fred Astaire. Hay una famosa secuencia de baile en la
película The Band Wagon llamada “The Girl Hunt Ballet”. Fue
coreografiada por Michael Kidd. A ambos nos gustaban las líneas que Fred
Astaire hacía con su cuerpo en esa secuencia. Michael sabía todo acerca
de esa escena. Era maravilloso tener esa conversación, porque su marco
de referencia era amplio y profundo. Y era un terreno común, porque los dos compartíamos
adorables pasajes de la historia y del baile de Hollywood.
Lo
más significativo de trabajar con Michael fue que era un brillante artista.
Michael Jackson actuaba en las fotografías, no sólo en las canciones. Él
conocía las líneas que su cuerpo podía hacer y cómo relacionarlas con una lente
o un ángulo de cámara.
Recuerden,
Michael había estado en escena actuando desde que era un niño. Parecía saber
tanto de fotografía y video, o coreografía y vestuario, como sabía de música o
del negocio de la música. Ciertos artistas del pop con los que he
trabajado –Michael Jackson, Madonna- su propio conocimiento está al nivel de
los genios. Su fuente es un detallado conocimiento que procede de una
insaciable curiosidad y de un profundo y sentido orgullo de ser el legítimo
único y definitivo. Después añades vívida imaginación, ambición épica y un
toque divino.
Aunque
Michael parecía tranquilo ese día, noté un cambio en 20 años desde la última
vez que trabajé con él. El tono alegre cotidiano se había ido. Esa cualidad
infantil permanecía aún, pero no la risa, el travieso Peter Pan. Algo de esto
salió en las fotografías de baile, y le veo riendo un poco de veras en el
retrato de la chaqueta dorada –aparecía tan vivo, joven y feliz. Así es como
creo que Michael debería ser recordado.
Parece extraño aparecer escrito dentro de la historia de Michael Jackson en
este momento, pero siempre sentí una verdadera afinidad con él, por la cual le
prestaba mis joyas y cosas así. Disfrutábamos mucho de las mismas cosas, -las
mismas épocas de películas, vestuario y baile.
Ser
la última persona que formalmente fotografió a Michael Jackson es un destino
fatal. Adivino que ustedes no lo desearían. Es la cosa más remota que se pueda
pasar por la mente de cualquiera. Lamento tanto que Michael nos haya dejado.
Debe haberse marchado creando actuaciones que enciendan nuestros corazones, que
es algo que necesitamos, especialmente ahora. Es una terrible pérdida.
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