Michael
Jackson quería aprender a bailar claqué. Hace unos 10 años le pidió a Debbie
Allen que le ayudara a encontrar a un buen profesor de claqué. “Cuando me
pidieron que buscara al mejor profesor de claqué, elegí a Paul Kennedy. Sabía
que Paul sería discreto. Michael y Paul vinieron a mi casa donde tengo un
estudio”, recuerda Allen.
“Tenía la seguridad de que Michael entrenaría
y trabajaría al máximo de su creatividad, pero nada en él estaba dentro de los
parámetros establecidos como normales. Era un extraordinario viaje creativo
verle perfeccionarse. Michael era bueno. Venía del mismo mundo que Sammy Davis
y podía aprenderlo todo. Mi suelo tiene todavía sus huellas. Yo cuidaba del
pequeño Prince (el hijo mayor de Jackson) durante las clases y solíamos ir a
menudo a la cocina a comer pan de maíz. Michael era un fan de Fred Astaire y
Astaire un fan de Michael. Sentían mutua admiración. No fue una sorpresa que
tuviera tanto éxito”, dice Allen.
Las clases tuvieron lugar por la noche,
normalmente una o dos veces por semana durante un tiempo, hasta que la agenda
de Michael se puso demasiado complicada.
De acuerdo con Allen, la madre de Jackson,
Katherine, le llevó a Broadway a ver sus espectáculos: “Sweet Charity” y “West
Side Story” y recuerda que Janet también asistió. A Katherine le gustaba
Broadway y se aseguraba de que sus hijos vieran muchos espectáculos.
Cuando Paul Kennedy se puso enfermo y no pudo
asistir más a las clases con Jackson, llamó a Dormeshia Sumbry-Edwards para
decirle que Jackson estaba buscando un profesor/coreógrafo de claqué y le animó
para que se entrevistaran.
Sumbry-Edwards es una consumada bailarina de
claqué que se preparó en el estudio de Kennedy y fue la única mujer bailarina
de claqué en el musical de Savion Glover: “In ‘Da Noise, Bring in ‘Da Funk”.
Está considerada una de las mejores bailarinas del mundo y muchos la consideran
la primera.
Jackson hizo volar a Sumbry-Edwards hasta
Paris para la entrevista en 1997.
Michael le hizo muchas preguntas: “¿Puedes
bailar como los Nicholas Brothers o Fred Astaire? ¿Cómo de rápidos puedes mover
los pies?”. Michael se tumbó sobre su estómago con la cabeza muy cerca de los
pies de ella y dijo: “¿Cómo haces salir todos esos sonidos de tus pies? Hazlo
otra vez tan rápido como puedas. ¿Puedes enseñarme a hacer eso?”, recuerda
Sumbry-Edwards.
Sumbry-Edwards no supo si conseguiría el
trabajo hasta dos años después. Pueden imaginar la sorpresa cuando levantó el
teléfono en su casa y Jackson estaba al otro lado. “¿Cómo estás?” preguntó
antes de invitarle a trabajar con él. Ella explicó que estaba terminando
“Noise/Funk” (1999) y estaba embarazada. Él le pidió que se pusiera en contacto
con él cuando terminara y estuviera preparada. Unos meses después, lo estaba.
“Trabajábamos en todas partes y en cualquier
momento; en Los Ángeles un par de veces pero principalmente en Las Vegas cada
fin de semana”, dice Sumbry-Edwards. Ella cogía el vuelo del viernes por la
noche, trabajaba el sábado y el domingo y ese último día volvía a Nueva York en
el vuelo nocturno. Esto duró unos dos meses. También trabajaron aquí y allá
entre Las Vegas, Los Ángeles y West Palm Bech, Florida.
“Mientras estábamos en el estudio éramos solo
él y yo y pude conocerle como persona”, dice Sumbry-Edwards. “Estaba al tanto
de todo: problemas mundiales, religión, familia y todo lo que pasaba dentro y
fuera del mundo del espectáculo. Era un hombre y un padre con una gran relación
con sus hijos”.
Después del 11 de septiembre, Jackson llamó a
Sumbry-Edwards y le ofreció llevar a su familia entera a California durante dos
semanas mientras trabajaban. (Sumbry-Edwards está casada con el bailarín de
claqué Omar Edwards y trabajan en el Estudio de Claqué de Harlem. Tienen dos
hijos, Jeremiah y Ebony que trabajó en “Billy Eliot.”) Tenían una agenda
variable pero su familia disfrutó del tiempo en California, en West Palm Beach,
Florida y en su rancho. “Michael nos invitaba a cenar y mientras se preparaba
la cena, nuestros niños jugaban con los suyos antes de nuestras sesiones”.
Jackson estaba ocupado haciendo muchas cosas y
cuando trabajaban lo hacían aproximadamente unas cuatro horas al día. “Michael
sabe exactamente lo que quiere”, dice Sumbry-Edwards. “La mayor parte del
tiempo era sin música pero una vez puso una canción que Janet había grabado y
dijo que era su favorita. Dijo que le gustaba el sentimiento y quería hacer
algo con ese sentimiento”, recuerda Sumbry-Edwards.
“¿Qué ves aquí?”, recuerda Sumbry-Edwards que
Jackson le preguntaba cuando necesitaba su ayuda en la coreografía. “Él me
respaldaba y me dejaba crear”, dice Sumbry-Edwards. “Él hacía algunos cambios y
después yo los trabajaba. Era un perfeccionista y en cuatro horas podíamos
trabajar cuatro compases. No avanzaba hasta que estaba completamente cómodo con
un movimiento. De ese modo lo interiorizaba y lo hacía parte de sí mismo. Lo
pulía antes de continuar. Vi la pasión en su trabajo; muy intensa”.
“A veces, Blanket (el hijo pequeño de Jackson)
llegaba hasta el estudio. Durante los últimos dos años trabajamos en el estudio
de su casa de Las Vegas. Una vez estábamos armando alboroto los dos y Blanket
estaba en la puerta riéndose. Ese fue un momento especial para nosotros dos;
fue adorable tenerle allí.
Michael amaba el claqué. Le gustaban los
Nicholas Brothers y Fred Astaire. Estaba seguro de lo que quería. Amaba el
ritmo. Se sentaba y miraba”.
Jackson trabajó y aprendió claqué. Aprendió la
técnica durante dos años antes de pasar a otra cosa. Aprendió el ABC del
claqué: ejercicios de arrastre, paddle and roll, cramp roll, pull backs, draw
backs, clean time steps… Hicieron todo
lo básico.
Casi siempre, Sumbry-Edwards llegaba al
estudio temprano, se ponía los zapatos y calentaba mientras le esperaba. Cuando
Jackson entraba, no la interrumpía sino que se sentaba y la observaba. Cuando
terminaba, él decía: “¡Guau! Ese ritmo es genial”, y a veces quería incorporar
sus improvisaciones a lo que estaban haciendo.
Sumbry-Edwards considera a Jackson como uno de
los mayores artistas mundiales. “Michael ha inspirado a bailarines durante
décadas”, dice Sumbry-Edwards. “En 2009, aún hay aspirantes a artistas que
están estudiando a Michael”. La última vez que Sumbry-Edwards trabajó con él
fue en septiembre de 2008.
Aunque no muchos lo sabían, Michael Jackson
amaba el claqué.
Fuente: Melbasdance
Aquí un video de MJ bailando claqué
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