viernes, 12 de diciembre de 2014

El Pez que tenía Sed / The Pez had Sed



EL PEZ QUE TENÍA SED

Una noche un bebé pez estaba durmiendo debajo de unos corales cuando Dios se le apareció en un sueño. “Quiero que les des un mensajes a todos los peces del mar” dijo Dios.
“¿Qué debo de decirles?” preguntó el pequeño pez.
“Sólo diles que tienes sed,” contestó Dios. “Y observa lo que hacen.”
Entonces sin ninguna otra palabra, desapareció.

A la mañana siguiente el pequeño pez se despertó y recordó su sueño. “Qué cosa más extraña quiere Dios que haga” pensó para sí mismo. Pero tan pronto como vio a un gran atún nadando cerca de él, el pequeño pez le hizo señales. “Perdone, pero tengo sed.”
“Entonces debes de ser tonto” dijo el atún. Y con un golpecito de desdén con su cola, se fue nadando.

El pequeño pez realmente se sintió bastante tonto, pero tenía sus órdenes. El siguiente pez que vio fue un tiburón sonriente. Salvando una distancia de seguridad, el pequeño pez dijo, “Perdone, señor, pero tengo sed.”
“Entonces debes de estar loco” contestó el tiburón. Notando una mirada de hambre en sus ojos, el pequeño pez huyó nadando rápidamente.
Durante todo el día se encontró con bacalaos, caballas, peces espada y meros, pero cada vez que hacía su corto discurso, se daban la vuelta y no le hacían caso. Sintiéndose confuso y sin esperanza, el pequeño pez se encontró con la criatura más sabia del mar, que resultó ser una vieja ballena azul con tres cicatrices de arpones en el costado.

“¡Perdone, pero tengo sed!” gritó el pequeño pez, preguntándose si aunque fuera la vieja ballena podría verlo, él era como una pequeña mota. Pero la sabia ballena hizo un alto en su camino. “Has visto a Dios, ¿no?” dijo.
“¿Cómo lo sabe?”
“Porque yo también tuve sed una vez.” La vieja ballena se rió.
El pequeño pez parecía muy sorprendido. “Por favor, dígame qué significa este mensaje de Dios,” le imploró.

“Significa que lo estamos buscando en los sitios equivocados” explicó la vieja ballena. “Buscamos a Dios arriba y abajo, pero de alguna manera Él no está ahí. Así que le culpamos y nos decimos a nosotros mismos que debe de haberse olvidado de nosotros. O incluso decidimos que se ha ido hace mucho tiempo, si es que alguna vez estuvo alrededor.”
“Qué extraño,” dijo el pequeño pez, “echar de menos lo que está en todas partes.”
“Muy extraño,” asintió la vieja ballena. “¿No te recuerda a peces que dicen que tienen sed?”


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